21/7/10

"Los reguladores también son humanos..."

El economista Edward Glaeser tiene la enorme virtud de escribir continuamente sobre temas que me interesan especialmente. En este caso lo hace sobre los "fallos del regulador", sobre todo cuando se trata de corregir problemas de racionalidad limitada.

La pregunta que se hace Glaeser es si la propensión de la gente a cometer errores y a tener comportamientos "irracionales" en determinadas decisiones económicas, hace más atractiva la idea de un "gobierno fuerte" que se ocupe de vigilar estos excesos privados. Cita como ejemplo la Oficina de Protección Financiera del Consumidor" que pretende lanzar el gobierno Obama.

Nos habla del comportamiento irracional de los agentes en la burbuja inmobiliaria en EEUU (el razonamiento es igualmente válido para España). Y comenta, muy acertadamente, que el comportamiento de los que piden un préstamo para comprar una vivienda que dudosamente pueden pagar, puede ser de hecho perfectamente racional: porque piensen que, en caso de insolvencia, será otro el que asuma su deuda. O bien, y esto lo añado yo, porque piensen que es una inversión, o bien porque asumen que el banco que le está prestando ya habrá medido los riesgos suficientemente. Glaeser afirma precisamente que lo más difícil de entender es efectivamente el comportamiento de los bancos, "tan alocados como para hacer este tipo de préstamos".

En mi opinión, sin embargo, también es discutible que el comportamiento de los bancos fuera "irracional". Como he defendido ya en alguna ocasión en este blog, el problema de las burbujas no es tan sencillo, o no se producirían: es un problema de incentivos perversos que provocan que prácticamente todos los agentes involucrados inflen la burbuja con comportamientos perfectamente racionales, lo que hace difícil que se puedan "descabalgar de ella":
  • Los compradores de pisos porque ven a sus vecinos ganar dinero comprando y vendiendo inmuebles, y no quieren ser menos. Además, el banco, supuesto principal interesado en vigilar el riesgo, les da el préstamo a bajo interés y con bajas exigencias. ¿Quién va a ser el "tonto" que no lo aproveche?
  • Los promotores, chanchulleando con los políticos para conseguir suelo y elevando los precios sin límite, puesto que ven que los compradores están dispuestos a pagar cualquier cosa y los bancos están felices de prestar alegremente tanto al comprador como al propio promotor. ¿Quién va a ser el "tonto" que no aproveche el negocio?
  • ¿Los bancos? Con objetivos explícitos de sus gestores sobre el nº de hipotecas concedidas, con tasas de morosidad bajísimas, mirando de reojo cómo crece el negocio del banco de enfrente... y algunos, sin preocuparse de las hipotecas de más alto riesgo, en tanto puedan paquetizar este riesgo y venderlo camuflado a otros incautos. En el caso de los bancos, al menos de algunos, no era tanto un juego irracional como un juego de tramposos. En cualquier caso, ¿quien va a ser el "tonto" que pierda negocio abandonando el comportamiento que tan bien le va a toda su competencia?
  • ¿Los Gobiernos y la Administración? Para los ayuntamientos jugar con el suelo les permitía resolver sus problemas de financiación. Para muchos políticos locales, enriquecerse corruptamente con las recalificaciones y las adjudicaciones. El gobierno, por su parte, veía cómo la tasa de paro bajaba a niveles históricos y podía presentarlo como un éxito de su gestión. ¿Quién va a ser el "tonto" que... ? No quiero insistir.
Por supuesto, flotan en todo el asunto un par de puntos dudosamente racionales, como son:
  • Expectativas no realistas sobre la evolución del precio de la vivienda (que seguirá subiendo de modo indefinido, que no puede bajar...). Pero esto, no lo olvidemos, era un escenario posible (aunque improbable) por el que todo el mundo apostó porque estaba ganando dinero al apostar por él.
  • Un comportamiento irresponsable de la mayoría de los agentes, consistente en algo así como "otro estará mirando los riesgos". Es decir, cada agente involucrado consideró que "alguien" estaría cuidándose de los riesgos, y mientras tanto ellos tenían vía libre.
Esto es como la parábola del precipicio: mucha gente avanza inexorable, entre la niebla, hacia un precipicio mientras ganan dinero a base de avanzar por la pendiente. Muchos creen que no hay precipicio... otros saben que debe de haberlo, pero que siempre podrán abandonar la carrera a tiempo. Desde luego nadie quiere abandonar la carrera mientras siga ganando dinero, nadie quiere dejar de ganar mientras el resto de corredores sigue ganando. ¿Es esto comportamiento irracional? Es discutible.

Pasando a analizar el asunto de una agencia reguladora que vigile el comportamiento irracional de los agentes, la opinión de Glaeser es que tales agencias también están sometidas al error y al comportamiento irracional, y ejemplos tenemos que lo demuestran. La solución por la que aboga es que dichas agencias tengan objetivos modestos y bien definidos, básicamente informar a los más vulnerables, y que tengan una baja burocracia en su funcionamiento. Quiere evitar que la agencia genere barreras de entrada y limite la innovación.

Y es en este punto, en las conclusiones, en donde yo no estoy de acuerdo con Glaeser. Entiendo que por lo que él aboga es algo de tan bajo nivel (algo así como la agencia que obliga a etiquetar el contenido calórico de los alimentos) que muy dudosamente servirá para algo.

En mi modesta opinión, lo que se necesita es una agencia con la suficiente capacidad como para establecer y seguir algún tipo de indicador de alerta contra el riesgo sistémico, y con capacidad para actuar "irracionalmente" (valga la boutade) y pinchar burbujas. Esto significa poca gente pero muy formada y bien pagada, con independencia política y de criterio, algo así como el Banco de España en la época de Luis Ángel Rojo, que fue capaz de cabrear a nuestros banqueros imponiendo provisiones contracíclicas en un momento en que esto parecía "irracional". Con la que ha caído y está cayendo, lo que menos nos debe preocupar es "que se limite la innovación"... todo lo contrario, vigilar la innovación es posiblemente, y a la luz de los acontecimientos, el objetivo.

Sobre las dificultades para configurar tales agencias, y sobre si debe o no debe ser el Banco de España una de ellas, Jesús Fdez. Villaverde lo ha discutido en el blog Nada es Gratis, en una serie (I, II, III y IV) cuya lectura os recomiendo fervientemente a pesar de ser bastante más técnica.


ACTUALIZACIÓN 22/07/10: Un artículo de Robert J. Shiller en el que aboga por un regulador fuerte y le asigna la responsabilidad a los bancos centrales.

14/7/10

El futuro del gas natural

El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) acaba de publicar un informe sobre el futuro del gas natural como fuente de energía, en la misma línea de los informes que ya sacó sobre energía nuclear, carbón y fotovoltaica. Os lo podéis descargar aquí.

Como el tema de la energía es uno de los favoritos de este blog, y además hemos dedicado algunas entradas recientes a la confrontación gas natural - renovables, voy a resumir lo que me parece más relevante o llamativo del informe.

El gas natural como fuente de energía "puente" hacia un mundo bajo en carbono

Los autores del informe centran sus estimaciones en el año 2050, y consideran al gas natural como una fuente de energía "puente" hacia un mundo bajo en carbono. Este mundo "bajo en carbono" estará formado por renovables, nuclear y también fósiles de gas y de carbón, pero éstas últimas dotadas con tecnologías de "captura y almacenamiento de carbono" (CAC)

Esto es llamativo, porque muchos consideran que la energía "puente" tendría que ser la nuclear, descartando de antemano el gas por ser energía fósil. En el informe del MIT se deja claro que dicha visión no es muy realista, dada la madurez de las tecnologías de generación eléctrica basadas en gas y la disponibilidad de reservas, que catalogan como suficientes para el presente siglo.

La importancia del gas natural, según el informe del MIT, es que previsiblemente reducirá las emisiones de CO2 de forma importante, pero siempre que se reemplace masivamente a las centrales de carbón más ineficientes por Ciclos Combinados de Gas. Más en detalle, el informe afirma que el gas natural reemplazará fuertemente al carbón en la generacion eléctrica en el 2050, siempre que las emisiones de CO2 se tasen lo suficiente para conseguir lo siguiente:
  • que los países industrializados lo reduzcan un 50% para 2050
  • que los países en desarrollo lo reduzcan un 50% para 2070
Asume también reducciones de precio de las alternativas: renovables, nuclear y CAC (estas últimas tecnologías, por cierto, están en fase incipiente y aún no está nada clara su viabilidad económica e incluso tecnológica en algún caso).

Reservas

Sobre la cuestión de las reservas, el informe le da mucha importancia al gas "no convencional", cuyas reservas, apenas explotadas, se estiman superiores a las convencionales (tight gas, coal bed methane, gas shales) o muy superiores (hidratos). Sobre los hidratos hay grandes incertidumbres tecnológicas en cuanto a explotación, pero no así sobre las anteriores. El informe se centra bastante en los gas shales (asociado a rocas), cuyo principal problema de explotación es medioambiental. Para el MIT, sin embargo, los problemas medioambientales relacionados con el gas no convencional (básicamente contaminación de aguas superficiales y de acuíferos subterráneos) son "gestionables, aunque desafiantes".

Interacción con renovables en generación eléctrica

El informe alerta de que la introducción de mucha generación renovable intermitente podría tener un efecto indeseado a corto plazo: al reducir la generación con gas, podría forzar el arranque "en base" de centrales de carbón, y por tanto perjudicar, paradójicamente, las emisiones de CO2.

Sobre el problema de la intermitencia de las renovables ya alertábamos en ésta entrada, y sus efectos sobre las centrales de gas se comentan también en ésta otra. Este riesgo es aún mayor (esto lo digo yo, no el informe del MIT) en los sistemas que no apuesten por la nuclear como energía de base, como parece ser el caso de nuestro país (al menos a juzgar por las declaraciones de algunos, porque luego la realidad es tozuda...).

En el largo plazo, sin embargo, los autores del informe auguran un mundo en el que las renovables consiguen ser "energía de base", en cuyo caso el gas servirá para modular la demanda, es decir, servirá como soporte a las renovables en picos, funcionando en cortos períodos de tiempo. Esto requiere estructuras regulatorias que aseguren la confiabilidad del sistema y la instalación de la capacidad de gas necesaria, es decir, que aseguren la rentabilidad de las centrales de gas a pesar de éstas tengan un funcionamiento puntual.

Como decíamos en nuestras entradas enlazadas más arriba, éste problema ya se está produciendo aquí y ahora: aunque las renovables no son energía de base en el sistema español (lo es, todavía, la nuclear, y la hidroeléctrica en buenos años hídricos), entran al pool casi como si lo fueran, pues su entrada es preferencial por norma, lo cual desplaza a los ciclos combinados de gas a funcionar sólo unas pocas horas para cubrir la intermitencia de las renovables, convirtiendo en no rentables a centrales que se construyeron para funcionar muchas más horas. Ése es el problema que el MIT quiere ver resuelto a más largo plazo, mediante medidas regulatorias.
Además, en otros países sin suficiente generación nuclear, este problema puede provocar la entrada de centrales de carbón para cubrir la demanda de base, produciéndose el efecto contrario al deseado, como bien alerta el MIT.

Transporte

Una cosa que me llama especialmente la atención es el limitado papel que el informe otorga al gas natural en el sector transporte. Aunque entre las medidas recomendadas a los gobiernos aconsejan suprimir trabas administrativas al uso del gas en el transporte, en realidad casi lo descartan como solución global para el transporte, aduciendo el elevado coste de conversión de los vehículos para que puedan consumir gas.
Digo que me llama la atención porque, aunque yo mismo siempre había considerado dicha alternativa como "poca solución", hasta ahora nunca había leído una opinión tan cualificada que la casi-descartara tan claramente. No olvidemos que el transporte es el gran caballo de batalla del uso de derivados del petróleo, un problema no resuelto, y su paso a gas podría suponer también un "puente" hacia un mundo de vehículos privados eléctricos, por ejemplo. Teniendo en cuenta que se trata de tecnología conocida y utilizada desde hace tiempo en muchos países (Argentina, India...) su implantación masiva nunca sería tan cara ni dificultosa como la implantación masiva del vehículo eléctrico.

Sin embargo, posiblemente pese mucho en su contra la escasa reducción de emisiones de CO2 que se produce en la sustitución de carburantes líquidos por gas natural en los vehículos: apenas un 25%, mucho menos que cuando sustituyes carbón por gas natural en una central térmica... por eso digo que, si el objetivo es un mundo bajo en carbono, esta solución es "poco solución". Aunque los países que ya la tengan implantada podrán seguir aprovechándose de ella.

Abastecimiento y geopolítica

Se hace un comentario importante a la necesidad de cambiar el funcionamiento del mercado mundial del gas natural, principalmente para hacerlo más líquido y transparente.

Quien no sepa mucho del tema quizá no se haga una idea de la importancia de este punto, y de las enormes diferencias que hay entre el mercado del petróleo y el del gas. Trataré de resumirlo un poco:

El mercado del petróleo es muy líquido: hay muchos barcos de crudo navegando por el mundo en cada momento, que a menudo cambian de mano varias veces en función de intereses y necesidades de compradores y vendedores. Las cotizaciones internacionales de crudo y productos son conocidas y están abiertas a consulta para todo el mundo. Es cierto que persisten varios misterios, como cuánto petróleo queda y quién lo tiene, y sobre todo cómo se conforma el precio y quién y cómo influye en él en cada momento (digamos que a medio-largo plazo, la tendencia de los precios se explica suficientemente bien mediente la curva de oferta y demanda. A corto, sin embargo, miríadas de pequeñas variables y decisiones influyen en la variabilidad, que se parece mucho a un movimiento azaroso). Pero, para cualquiera que necesite comprar o vender petróleo crudo o productos, las reglas de funcionamiento de este mercado son razonablemente claras para todo el mundo: cualquier operador puede comprar un barco de crudo, enviarlo donde quiera o revenderlo mientras se acerca a su destino, y ponerse de acuerdo en el precio de la transacción: existe un mercado spot suficientemente desarrollado.

En el gas natural, sin embargo, esto no es así. Hay que entender que históricamente el gas natural se consideraba un subproducto del crudo sin valor económico, y se quemaba en boca de pozo sin ningún uso. Según muchos paises empezaron a utilizar el gas natural, se le empezó a asignar valor económico, pero para hacerlo efectivo era necesario que el yacimiento estuviera cerca de la demanda, pues construir un gasoducto es muy caro y las tecnologías para licuar el gas natural y transportarlo en barcos aún eran incipientes. Se impusieron, en este entorno, los contratos cerrados de abastecimiento a largo plazo entre un productor y un comprador de gas, que permitieran recuperar el coste de desarrollar las infraestructuras de transporte hasta el lugar de consumo, a menudo con cláusulas "take or pay" mediante las cuales el comprador paga lo que dijo que iba a consumir, lo consuma o no.

Es, por lo tanto, un mercado de contratos cerrados, donde apenas existe el mercado spot. Poco a poco, a medida que se desarrolla el GNL (gas natural licuado) ya que las distancias no permiten la construcción de gasoductos, y proliferean en nuestros océanos los barcos de GNL, es de esperar que empiece a generarse un mercado spot similar al del petróleo, con cotizaciones diarias abiertas a todo el mundo y no "escondidas" en contratos privados.

Para que el gas natural tenga el peso que merece como fuente de energía de uso global, desde luego el MIT considera este punto imprescindible, tanto como para recomendar que dicho objetivo forme parte de la agenda de asuntos exteriores del gobierno de EEUU... lo cual, si revisamos los acontecimientos recientes y cambiamos a Obama por Bush y al gas por el petróleo, no es demasiado tranquilizador...


Política industrial
 
Para terminar, el informe hace algunas recomendaciones relacionadas con la "política industrial", que merece la pena resaltar pues también están candentes en nuestro país y en muchos otros.
 
Si bien por una parte animan a favorecer mediante incentivos fiscales, regulación o subvenciones la implantación de ésta fuente de energía para sustituir al carbón, alertan del peligro de dichas políticas si no se miden muy bien. Resumiendo mucho, las ideas serían dos:
  • No favorecer a una fuente de energía con medidas que a su vez perjudiquen a otra, sobre todo si ambas persiguen objetivos similares en cuanto a eficiencia y reducción de emisiones.
  • Implantar un "coste del CO2" para todas, y que cada palo aguante su vela... y ninguna subvención a largo plazo.
Sencillo, ¿no?

2/7/10

Sobre huelgas de privilegiados...

Está habiendo muchas reacciones a la huelga de Metro en curso en Madrid, sobre todo a raiz del incumplimiento de los servicios mínimos por parte de los huelguistas los primeros días de la semana, que produjeron un caos en las horas punta de la ciudad.

La mayoría de las reacciones han sido muy críticas con la postura de los sindicatos y los huelguistas. Por ello José Rodríguez ha escrito un post, que recomiendo leer, tratando de aclarar algunos puntos importantes.

Me gustaría hacer dos comentarios:

1) El fondo del asunto: lo que ha provocado la huelga es la pretensión de la Comunidad de Madrid de aplicar a los trabajadores del Metro una reducción salarial en línea con la decretada por el Gobierno para todos los funcionarios públicos, ya que ésta reducción viola el Convenio pactado y vigente hasta 2012.
Hay que decir que la reducción gubernamental no aplica a los trabajadores públicos-no funcionarios, como los de Metro y Renfe, por ejemplo. Se podría considerar justa, desde este punto de vista, la protesta de los trabajadores, pues la pretensión de la CAM violaría el Convenio pactado.

Sin embargo, para mi esto sólo carga de razón a los que piensan (pensamos) que el mecanismo actual de negociación colectiva y la rigidez de los Convenios es un lastre a la hora de adaptar las condiciones salariales en una empresa a los vaivenes de la economía, debido a su comportamiento procíclico. Es inconcebible que en una situación de recortes generalizados y paro creciente, un grupo de trabajadores se aferre a un texto, por muy pactado que esté (en un momento en que no se preveía la situación actual) para excluirse del entorno general y mantener una situación que ahora ya se podría considerar de privilegio frente a otros trabajadores, ya que además sus puestos de trabajo están garantizados. Aunque la decisión sobre este punto corresponde a los propios trabajadores afectados, es muy difícil que el resto de trabajadores les otorgue la comprensión que piden, sobre todo si tenemos en cuenta el punto 2):

2) El incumplimiento de los servicios mínimos. Según la ley, los servicios mínimos los decreta la autoridad competente cuando el servicio se considera esencial (aunque se recomienda pactarlos). Y aquí está el problema: para la CAM el Metro de Madrid es un servicio esencial, para los representantes sindicales del Metro, no.
Para mi es evidente que el metro es un servicio esencial en las horas punta de una gran ciudad: no se trata sólo de "reducir la comodidad de los ciudadanos a la hora de ir al trabajo": la cantidad de problemas, económicos y de todo tipo, que genera la suspensión total del Metro en una ciudad como Madrid es incalculable. El Metro puede no ser un servicio esencial en Roma, donde sólo hay tres líneas cuya utilización es más o menos marginal, pero en Madrid, en Londres, en París, etc., es un servicio esencial, repito, en hora punta.

Los servicios mínimos aceptables son, si no me equivoco, del 50% en hora punta y 0% el resto. No son abusivos. Reducir a la mitad el servicio en hora punta significa condiciones bastante penosas para los viajeros en muchas líneas del suburbano madrileño, ya sobrecargadas en situación normal, y retrasos para llegar al trabajo de la mayoría de la gente. Si la CAM pretendía otros servicios mínimos (70% en hora punta y 30% el resto, cita José en su post), el problema es que la ley le confiere esta facultad, y quien la inclumpla, se expone a sanciones. Y, en cualquier caso, creo que los trabajadores podían perfectamente haber decidido cumplir el 50-0, a sabiendas de que posteriormente un juez les daría la razón. La decisión de inclumplirlos por completo creo que es injustificable, y que no responde, a diferencia de lo que cree José, a una protesta contra los servicios abusivos pretendidos por la CAM, sino simple y llanamente al deseo de causar el mayor perjuicio posible, que saben perfectamente que lo sufre el ciudadano, no Esperanza Aguirre. Y lo hacen, seamos claros, porque pueden. Como lo han hecho en otras ocasiones. Como lo han hecho otras veces los maquinistas de Renfe. Y también los pilotos del SEPLA. Es una actuación típica de "sindicato privilegiado": saben que tienen el poder de colapsar Madrid y lo ejercen, lo demás son excusas.

Algún jurista, también funcionario público, llega incluso a cuestionarse el derecho a la huelga de los trabajadores públicos, con buenas razones (básicamente que el principal perjudicado no es la empresa contra la que protesta, sino el ciudadano, y además tiene el puesto de trabajo asegurado). Yo no voy a llegar a tanto. Pero sí pienso que cuando un grupo de trabajadores tiene ese poder tan importante, debe aplicar una gran responsabilidad a la hora de ejercerlo. Y explicar perfectamente a la opinión pública los motivos de su postura. Es lo único que puede hacer que el resto de ciudadanos, que son los que sufren la huelga, sean comprensivos: que entiendan bien cuál es la situación y las motivaciones, y que vean que se actúa con responsabilidad. Ninguna de estas cosas se ha dado en este caso: no hay más que oir las declaraciones de algunos representantes sindicales especialmente cabestros("vamos a paralizar Madrid", "esta señora va a saber quiénes somos", etc.), para dudar muy mucho de su responsabilidad y de que los perjuicios al ciudadano les importen un pepino.

Así las cosas, las medidas disciplinarias que pueda tomar la CAM contra los trabajadores del Metro me temo que serán aplaudidas por todo el mundo. Victoria política para Aguirre, oportunidad perdida de los sindicatos para demostrar la responsabilidad que en mi anterior post yo les otorgaba.