30/10/09

Algunos enlaces sobre Argentina

Para seguir completando nuestra serie sobre Argentina, os enlazo varios artículos en los que se tratan los mismos temas que estamos analizando Demo y yo, y alguno más. Son los siguientes:

"Doscientos años de soledad", de Tomás Eloy Martínez.
  • Se hace un esbozo del peronismo, y comienza a explicar las miserias del sistema político argentino. Uno de los ejemplos que nos muestra el articulista es la sustitución de funcionarios y cuadros medios del gobierno saliente por otros, puestos por el gobierno entrante, por afinidad y no por méritos, lo que destruye sistemáticamente las buenas prácticas e impide construir sobre lo anterior.
  • Se menciona la tendencia, desde ya poco después de su emancipación de la corona española, a llamar a los militares para que pongan orden... lo que propició las dictaduras a las que el autor hace principales responsables de la desastrosa 2ª mitad del s. XX del país.
  • También habla de educación, de ésos niños a los que se les enseña que viven en un país grande acechado por desgracias de las que no es responsable... y de la cada vez mayor influencia, perniciosa, de la Iglesia...
  • Y de trenes!!! Se habla de trenes, lo que sin lugar a dudas hará feliz a Egócrata.
"Un sistema político agotado y caduco", de Soledad Gallego Díaz.
  • Se centra sobre todo en ese peculiar sistema político que alberga en su interior a los "antisistema", como el propio peronismo.
  • Nos cuenta cómo, después del caos de años recientes, debe de ser el único país del mundo en el que las clases medias desconfían del capitalismo.
"En busca de un modelo creíble", de Alejandro Rebossio.
  • Con opiniones de economistas y antiguos ministros de economía, sobre por dónde se debería tirar.
  • Cita una de las peculiaridades del país: la enorme cantidad de ahorros que los argentinos mantienen fuera del país, por desconfianza en el modelo.
Hay dos ideas de sobrevuelan todos estos artículos:
  • La tendencia de los argentinos a creerse mucho más de lo que son. A poner sus aspiraciones demasiado arriba, demasiado alejadas de su situación real. Cuando no reconoces que no eres la cola del león, que ahora mismo no eres ni siquiera la cabeza del ratón, es difícil dar pasos firmes para salir del agujero. Cualquier éxito parcial o coyuntural hace olvidar a los argentinos sus males estructurales.
  • La tendencia, no menos perniciosa, de echar la culpa a otros de las miserias propias.

26/10/09

El caso Argentina


   Argentina es un misterio. O eso al menos quieren creer muchos argentinos, asombrados de que su país, extenso, rico en recursos naturales, origen de las minas* más lindas del mundo, sea ahora relativamente más pobre de lo que fuera en 1910. Un país cuyo siglo XX se ha visto asolado por golpes de estado, por dictaduras militares, por represiones, por la corrupción sistemática, por hiperinflaciones, por corralitos, por Menem y por la cumbia*. A veces, con el gesto cansado, el argentino responde amargamente: “Argentina es maravillosa, lo único malo es que está llena de argentinos”. Os cuelgo un vídeo que puede dar una idea del asunto.






   Yo no creo tan incomprensible el misterio, o no más que el debido al tratar de comprender las obras humanas. Oyendo al argentino medio uno se barrunta que enfrenta el asunto de una forma como ésta: “Pero cómo así. Somos blancos, no bolitas cabezas negras. Tenemos premios Nobel, Jorge Luis Borges, la calle más ancha del mundo, Gardel, el dulce de leche, la pampa, el asado y Maradona. Inventamos la birome, el by-pass coronario, las huellas digitales y los colectivos. Fuimos el granero del mundo y ahora importamos trigo. Acá venían esos gallegos pelotudos porque allá no había con qué, y ahora somos nosotros los que tenemos que devolver la visita. ¿Qué se jodió? ¿Quién nos fundió el país?” Uno, que lo ve todo de cerca y de lejos, no cree que nada tenga que ver una cosa con la otra. Quizá por ser español estas desgracias no lo pillan a uno por sorpresa.

   Nos ofrecía Ender hace unos días una reflexión alrededor de un artículo que escribió respecto al misterio argentino el profesor Edward Glaeser, de Harvard. En él, y con más detalle en un paper escrito junto con Filipe Campante, Glaeser determina como factor más explicativo para el limitado desarrollo de Argentina  en el último siglo el capital humano, especialmente lo referido a la educación. Lo desarrolla mediante una comparación entre la posición económica, educacional y demográficas relativas de Chicago y Buenos Aires en 1910 y actualmente. Comentándolo con argentinos la reacción fue de incredulidad. A Argentina se le pueden echar en cara muchas cosas, pero no su nivel educativo, al menos comparado con su entorno. “Podés decir que la corrupción, que son todos unos chorros, que cada uno va por su lado, que el que no llora no mama y el que no afana es un gil, pero tenés ingenieros trabajando de taxistas y abogados paseando perros. Por ahí no”

   Desde otra perspectiva, yo tampoco estoy de acuerdo con las conclusiones de Glaeser. Por dos motivos principales: porque intenta trazar correlaciones tomando los valores en dos puntos temporales, sin tener demasiado en cuenta la dinámica de procesos relacionados a lo largo de un siglo. En segundo lugar, porque creo que olvida algunas variables importantes a la hora de explicar el desarrollo económico del país. Toma en cuenta el PIB per cápita, pero no la distribución de la riqueza, por ejemplo. También minimiza el efecto del reparto relativo de cada uno de los sectores económicos, que son una variable utilizada comúnmente para describir la modernización económica. De igual forma toma como índice de inestabilidad política el de Marshall y Jagers, que se centra en crisis institucionales y grandes conflictos, pero no hace intervenir índice alguno que de cuenta de la corrupción sistémica y otros elementos de inseguridad institucional de baja intensidad.

   De hecho, en el mismo paper de Glaeser puede verse una gráfica donde sueldos y PIB per cápita se separan en el tiempo mientras que el nivel educativo, medido como índice de alfabetización, va cerrándose. Glaeser no da una explicación satisfactoria a este hecho. He realizado una gráfica comparativa superponiendo la evolución de la alfabetización en Argentina en comparación con la de tres países europeos descriptivos: Reino Unido, Italia y España. La gráfica base y los datos están extraídos de Tortella, G. y Flora, P. (1983-1987), State, Economy and Society in Western Europe 1815-1975 y de Campobassi, Carlos Alberto: El analfabetismo en la República Argentina. Podemos hacer lo mismo con el PIB per cápita para hacer la comparación pertinente con datos extraídos de Maddison: Maddison, Angus. Historical Statistics for the World Economy:  1-2006 AD que son los utilizados por Glaeser. El resultado es que mientras la línea de alfabetización argentina es convergente con los países comparados, la de PIB per cápita es divergente con los dos países más ricos, Reino Unido e Italia, y convergente con España que era más pobre y menos alfabetizada.








   De esta forma, la elevada correlación que extrae Glaeser entre educación (como nivel de alfabetización) y PIB per cápita para 1910 sería muy superior a la que ofrecería en 1950, por ejemplo. Esto no significa que la educación no sea un factor a tener en cuenta en el desarrollo económico de un país, pero sí que, en mi opinión, existen otros que probablemente tengan un mayor peso causal, al menos antes de la tercera revolución industrial. De todas formas los factores a estudiar, como en cualquier sistema social, interactúan y se retroalimentan, por lo que no me parece aconsejable ofrecer explicaciones excesivamente centradas en una sola variable.

   Como esto se está haciendo largo, dejaré para la próxima entrada el desarrollo de mi propia hipótesis explicativa del limitado desarrollo de la economía Argentina en el S. XX.


* A continuación ofrezco un pequeño glosario porteño-español:
   Mina: chica, mujer joven.
   Cumbia: música argentina de origen popular.
   Bolita: término despectivo para denominar a los naturales de bolivia.
   Cabeza negra: término despectivo para denominar a una persona de origen indio o   mestizo. También utilizado para referirse a personas pobres o marginales.
   Birome: bolígrafo, así denominado por los hermanos Laszlo y George Biro, inmigrantes húngaros que vivieron y comercializaron su invento en Argentina.
   Jorge Luis Borges: Dios.
   Gallego: español. Se dice también de la persona tozuda, tosca o tarda.

20/10/09

¿Cuál es el jodido problema de Argentina?

... pues a juzgar por lo que dice un profesor de Economía de Harvard, su problema es la educación.

Para cualquiera de los que conocemos y amamos ese hermoso país, es sobradamente conocido hasta qué punto el país es un desastre, su clase política una desgracia y sus instituciones y sistema político parecen diseñados para mantener al país en la esclerosis y multiplicar la corrupción.

No obstante lo cual, la conclusión de Edward L. Glaeser (por cierto, el artículo me ha llegado a través del blog de Pedro Linares) no ha dejado de sorprenderme, pues siempre he considerado que el país mantenía un nivel educativo razonablemente alto y desde luego superior al de sus vecinos más cercanos.

Os recomiendo que os leáis el artículo de Glaeser en el New York Times, porque es cortito y porque vamos a comentarlo (sí, hoy toca comentario de textos).

El artículo tiene muchos puntos dignos de comentario, e incluso de crítica, porque para aceptar sus conclusiones uno tiene que aceptar que correlación implica causalidad o suponer que el autor ha hecho un trabajo más profundo que justifica sus conclusiones, pero que no le da tiempo a mostrar en tan corto artículo. Vamos a dar por hecho que es así.

La tesis del autor es muy interesante. Muestra una primera gráfica, que reproduzco aquí, donde correlaciona el PIB de varios países en 1909 y en 2000 (aceptemos que los valores son correctos y el pequeño detalle de que la gráfica no incluye más que unos pocos países):



Algo que podemos tratar de dilucidar (también es la intención del autor) es si uno puede sacar ventaja de su posición de partida, es decir, si los que parten de un PIB alto tienen más posibilidades de mantenerlo un siglo después y viceversa. Aunque de la gráfica se puede concluir que existe una cierta correlación, ésta no es demasiado fuerte, o lo que es lo mismo: lo es para un grupo de países, pero hay bastantes excepciones. Entre los que sí se cumple la hipótesis está el grupo de países "desarrollados": Suiza, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Alemania, Austria...

Lo más interesante, sin embargo, es fijarse en los que no cumplen. Hay un grupo de países que estaban mal y un siglo después están peor (India, Filipinas, Indonesia, Perú, Sri Lanka...). Otro grupo de países no estaban muy bien pero han remontado su posición: brillantemente Taiwan, Japón y Noruega; de modo más modesto Portugal, España e Italia, quedando en estado intermedio Finlandia.

Pero lo auténticamente relevante, lo que se puede considerar excepcional, es el caso (positivo) de Noruega y el caso (patéticamente negativo) de Argentina (aunque también Uruguay y Chile son bastante negativos).

Fijáos que a principios de siglo Argentina sólo era superada en riqueza por un grupito pequeño de países (tirad una línea vertical que pase por "Argentina"). En el 2000, sin embargo (tirad ahora una línea horizontal) se ha quedado en el furgón de cola junto a México y Venezuela, a los que antes superaba de lejos, y mucho más cerca del grupo de países en desarrollo que del grupo de los desarrollados a los que tanto dice parecerse.

Obviamente, lo que haya ocurrido en el transcurso del siglo XX es lo que explica la evolución que ha tenido cada país y la dispersión que muestra la gráfica, y cada caso es digno de un "análisis de causas" interesante. Todo esto lo obvia el autor, que se centra en el caso de Argentina y trata de buscar la explicación ofreciéndonos una comparación entre Buenos Aires y Chicago y su diferente evolución económica. Cuando el autor busca las causas de este comportamiento tan diferente de ambas ciudades, su tesis es que la menor evolución en el nivel educativo de Buenos Aires (y por extensión, de todo el país) es lo que contribuyó a su progresivo estancamiento y retraso durante la 2ª mitad del siglo XX.

Una vez más nos pueden surgir dudas sobre la metodología del autor: la comparación entre Buenos Aires y Chicago puede ser pertinente, incluso brillante, pero ¿cómo sabemos si sus conclusiones son relevantes? ¿no pueden haber influido otros factores en la diferente evolución? De nuevo nos tenemos que fiar de que el autor ha hecho bien su trabajo y dispone de más información (de hecho tiene algún paper publicado sobre el tema y promete insistir en un futuro artículo).

Fijáos, de todas formas, en esta segunda gráfica de Glaeser, que utiliza para apoyar su conclusión de que ninguna variable explica mejor el éxito de ciertos países en el 2000 que la inversión en educación. Según el autor, ésto no se debe sólo a la relación entre escolarización y tecnología, sino, lo que es mucho más relevante en el caso de Argentina, por la relación entre educación y buen funcionamiento de la democracia.

La gráfica es la siguiente:



En este caso, la correlación parece mucho más fuerte que en el anterior, pero cuidado, porque aquí el autor utiliza una escala logarítmica para el PIB que de algún modo "aproxima" los valores de PIB... es lo malo de guiarse por impresiones ópticas y no disponer de los valores estadísticos que caracterízan la correlación.

No obstante, también a esta gráfica se le puede sacar punta:

  • Hay países, como Perú, Colombia, Argentina, Holanda, Suecia, UK... que se puede decir que su riqueza, mucha o poca, está claramente correlacionada con su inversión en educación. 
  • Hay países que están incluso mejor de lo que su inversión en educación prometía, como Venezuela, Portugal o Italia, y también Chile y España.
  • ... Y países que parecen estar peor de lo esperado, como EEUU y Canadá. Sobre este punto se puede abrir una discusión interesante: ¿hay un nivel umbral en la inversión en educación a partir del cual ésta ya no tiene influencia en la riqueza?

Aparte de todo esto, dejo a la reflexión del lector algún otro caso interesante, por ejemplo:

  • Conclusiones parecidas a las de Argentina se podrían tener para Chile y Uruguay: no eran tan ricos como Argentina (sobre todo Chile), pero eran ricos... y se han quedado también muy retrasados (el que menos, precisamente Chile). 
  • El caso de Noruega es espectacular: tirad una línea vertical por Noruega en la primera gráfica, y comparad su evolución con países que partían de PIB similares, como Finlandia, España o Italia. ¿Es el petróleo Noruego el que lo explica?. Antes de llegar a la ligera a esta conclusión, amigo lector, sugiero observar el caso de Venezuela, México y Gran Bretaña, también con petróleo. Y comparar con países exitosos sin petróleo como Japón o Taiwan (o España, por qué no). Y luego irse a la segunda gráfica y ver cómo estaban en educación todos estos países.
En definitiva, un artículo sugerente que nos ofrece unos gráficos que me han llevado a un par de reflexiones lúdicas que me apetecía compartir con vosotros.

No obstante, el caso de Argentina es tan peculiar, que aunque la tesis "educativa" de Glaeser fuera cierta, aún quedaría mucho por explicar (estas preguntas son de nota, para los expertos que nos leen):
  • ¿Por qué el sistema político del que Argentina se ha dotado no permite el ascenso de políticos medianamente honestos y eficaces, y los que aparecen, son engullidos por el sistema?
  • ¿Cuáles son las raices de la aparición y aparente eternidad del peronismo y del peculiar bipartidismo del país?
  • ¿Cuál es la influencia de la geografía física y económica del país, casi un continente, con un puñado de ciudades modernas y una extensión inmensa (y hermosísima) de tierras salvajes y casi desiertas?
  • ¿Apostó Argentina en exceso por los "bienes de la tierra", como el grano y la carne de vacuno, y después el petróleo y el gas, sin aprovechar sus recursos para crear industria y un tejido productivo más flexible y diversificado?
  • ¿Cómo influyó la dictadura militar (obviamente, no como en Chile)?¿Y las brillantes ideas de Domingo Cavalho con su dolarización?¿O esto sólo son anécdotas de un problema más fundamental?
  • ¿Cómo influye en todo esto el carácter de los argentinos?¿Por qué admiran tanto a los italianos, otro país desastroso de instituciones corruptas (aunque con un tejido industrial bien asentado y una sociedad que avanza en cierto modo al margen de su sistema político)...?
Para finalizar, parafraseo al comentarista deportivo John Carlin (inglés, por cierto), que afirmaba recientemente que el hecho de tener a Maradona en un pedestal, una especie de dios digno de ser admirado e imitado, es la mejor muestra de la decadencia de una sociedad. Lo digo con tristeza, pensando en los buenos amigos que tratan de sobrevivir y sacar adelante aquel país...

12/10/09

12 de Octubre de 1492

   El así llamado "Día de la Hispanidad" da lugar a tonterías muy jugosas, cualquier rápido paseo por la red nos ofrecerá las opiniones más desinformadas y patosas posibles sobre el papel del Reino de Castilla en la conquista de un imperio que luego sería español. Lo digo porque me parece muy poco seria la generalizada acusación de genocidio, nada menos, que se lanza contra un fenómeno tan complejo y poco estructurado como fue la creación del imperio español en américa. Llamar genocidio a una guerra de conquista anárquica, realizada por aventureros muy inferiores en número a los ejércitos de los pueblos invadidos es ridículo. Demuestra una ignorancia tremenda querer ver un exterminio organizado y sistemático de indígenas por parte de los españoles dado el desastre administrativo, organizativo y logístico que supuso la "conquista".  También exige ignorar que el grueso de las bajas, civiles y militares, en los conflictos preindustriales suelen ser originadas por enfermedades, de las que el soldado era un vector perfecto por su movilidad, estar sujeto a condiciones higiénicas inadecuadas y por su conducta sexual. Esto es así desde antes de Ramsés III, no desde que los castellanos decidieran expandirse por el Atlántico. Fue la gripe lo que destruyó al pueblo taíno, por ejemplo, no la violencia organizada.


   De hecho, allá donde se dan las condiciones adecuadas no se produce la destrucción de grupos étnicos, sea cual sea el imperio que realiza la conquista, sino su asimilación. En centros no aislados, de alta densidad de población y medios de producción agrícola avanzados sobreviven tanto etnias como rasgos culturales. Mestizaje y sincretismo serán características culturales importantes del imperio español y su efecto aún puede verse en nuestros días. Esto no es excepcional, a menudo los invasores tratan de copar las posiciones de poder administrativo y económico e imponer, de grado o por la fuerza, una adaptación del sistema social de la metrópoli. Por otra parte, el genocidio y la despoblación serían contraproducentes dados los objetivos de los españoles, escasos sobre todo de mano de obra. Tampoco debería olvidarse a este respecto la preocupación de los monarcas y algunos burócratas por el estatus legal de los indígenas y el trato que recibían, así como la existencia de figuras como Bartolomé de Las Casas. Esto no evita, sin duda, aceptar que existió violencia, crueldad y explotación por parte de los colonizadores, pero sí que su objetivo fuera despoblar las regiones conquistadas.

   Ahora bien, las poblaciones aisladas, de baja densidad demográfica, y sobre todo las dependientes de medios de producción difícilmente intesificables (caza, forrajeo, etc...) son muy frágiles y rara vez sobreviven a la conquista por parte de sociedades más complejas. No necesariamente debido a la destrucción física, sino porque su forma de vida es incompatible con los sistemas de producción agrícola y ganadera más intensivos de los conquistadores. Además, su baja densidad demográfica implica que en el proceso de aculturación su aportación a la cultura sincrética resultante apenas tenga peso. Esto explicaría la práctica desaparición de pueblos como el guanche en las Canarias o el caribe en las Antillas, por ejemplo, pero es algo que sucede también en Estados Unidos, en la Amazonia brasileña, en la Patagonia argentina o en Australia bajo el dominio de otras naciones.

   Por todo esto es poco ético, y aún peor, es una estupidez, blandir la acusación de genocidio para cualquier cuestión que nos apetezca y cuadre. El genocidio reúne unas características muy específicas de organización, premeditación y sistematización del exterminio que lo distinguen. La conquista de América no se adecúa a esta descripción, por mucho que algunos griten lo contrario.

7/10/09

La ciencia española no necesita tijeras

Ender y yo queremos unirnos a la movilización contra los recortes de presupuesto en ciencia e investigación que el gobierno lleva perpretando, ya por segundo año consecutivo. Consideramos valiosa esta inicativa, que puede ayudar a hacer visible un problema que lleva demasiado tiempo siendo ignorado. Al menos, como dice alguien por ahí, nos oirán patalear.

Lo hacemos no sólo por el respeto y admiración que ambos sentimos por la labor científica. Tenemos buenos motivos para apoyar esta iniciativa más allá de apreciar el valor intrínseco del conocimiento. Estamos convencidos, por ejemplo, de que un crecimiento económico sostenible y equilibrado necesita del avance científico como motor. Desarrollo y ciencia son inseparables e imprescindibles el uno para el otro, un mundo mejor es impensable sin la ciencia como protagonista.

El recorte del presupuesto en numerosos capítulos de gasto realizado por el ministerio es un error. Diversas partidas de otros sectores podrían reducirse, sin que el bienestar común se resintiera como lo hace cuando permitimos que nuestros investigadores trabajen en condiciones precarias o se vean obligados a abandonar nuestro país.

La ministra de Ciencia Cristina Garmendia, en un comunicado de prensa, ha respondido que el recorte se centra en partidas que no supondrán merma de la actividad investigadora. “La investigación científica en España está totalmente garantizada” en sus propias palabras. Si observamos el desglose del presupuesto en cambio existen motivos para la preocupación.




Puede observarse una disminución generalizada de todas las partidas que no sean personal del ministerio (aumenta el número de funcionarios) y activos financieros (préstamos para programas de investigación del sector privado). De especial importancia sería la reducción en transferencias de capital a los organismos dependientes del ministerio, como el CIEMAT (-25,95), el CSIC (-13,57%) y otros. El ministerio asegura que estas entidades tienen reservas suficientes para afrontar estos recortes. Algunos no opinan igual.

En estos asuntos uno no puede menos que sospechar. Este gobierno se ha caracterizado por una política de confianza ciega en el futuro y ciego abandono del presente. Si el año que viene las circunstancias siguen siendo adversas, y todo parece indicar que así será, ¿seguirán teniendo margen de maniobra estos organismos? ¿Será, como siempre, pan para hoy y hambre para mañana?

El ministerio hace alarde del aumento de la partida número 8, activos financieros. A nadie se le debiera escapar que, obviamente, estos créditos han de devolverse, con lo que el esfuerzo realizado debe ser matizado. Por otro lado, una parte no menor de tales activos son adelantos de ayudas de la UE. Disparar con pólvora del rey se llama a eso.

Cierto es, y espero no sean meros deseos, que la ministra ha afirmado: “...se ha decidido dar prioridad en la presente coyuntura a los programas que facilitan la contratación de personal de I+D y apoyo y también a las becas de investigación”. Esto se ve respaldado por un incremento del 13% del personal financiado. El incremento de la financiación, empero, es menor (7,27%).

De todas formas, y más allá de las discusiones que sobre los presupuestos puedan surgir, es un hecho que España continúa arrastrando un considerable retraso en este campo. A este respecto, tergiversaciones vergonzantes como ésta: “España es ya un país de ciencia, que genera el 3% de la ciencia mundial, situándose como novena potencia mundial” no ayudan a generar confianza en la ministra. Los hechos lo rebaten contundentemente: nuestra inversión en investigación científica, pública y especialmente privada, está sistemáticamente por debajo de la media de la UE27, por no hablar respecto a países punteros de la OCDE como EEUU, Japón o Corea. Las condiciones económicas y laborales de nuestros investigadores son sonrojantes: remuneraciones de miseria, programas trufados de frustrantes laberintos burocráticos, precariedad, carreras truncadas ante la falta de proyectos, etc. Debido a todo esto, no sólo no se ha logrado el retorno de aquellos que están desarrollando una brillante carrera en el extranjero, sino que la fuga de nuevas promociones ante un panorama que ofrece bien pocas salidas persiste. Estos recortes, desde luego, no supondrán ninguna ayuda.

2/10/09

Violadores de culto

Uno no puede dejar de sorprenderse ante ciertos manifiestos, cartas de apoyo y demás muestras de solidaridad que diversos colectivos publican cuando algún amiguete está en apuros. Colectivos, por otra parte, compuestos habitualmente por privilegiados y subvencionados que bien poca solidaridad o ayuda necesitan. Como casi siempre, llueve sobre mojado.

Viene esto a cuento de la disputa mediática que ha causado el “caso Polanski”. Como es tema conocido, sólo avanzaré que Roman Polanski, ciudadano francés nacido en Polonia, parece ser tuvo un encuentro sexual no consentido con Samantha Gaymer (Gayley de soltera) cuando ésta contaba 13 años. No voy a entrar en la veracidad o no de la acusación, simplemente dejar claro que Polanski se declaró culpable y que huyó sin haberse finalizado el proceso. Esto significa que es prófugo de la justicia estadounidense y ésta, cumpliendo con su función, dictó una orden de arresto contra él. Tal orden se ha ejecutado en Suiza, hace unos días, donde el director iba a asistir un acto conmemorativo de su carrera artística.

Diversos miembros de la industria del cine y la cultura no han dudado en defender a Polanski ante lo que consideran un atropello. Una lista de personajes como Bellucci, Almodóvar, Scorsese, Allen o Wenders entre otros firmaron una petición de liberación. Estas y otras personas justifican su apoyo por diversos motivos: en primer lugar el tiempo pasado desde que sucedieron los hechos, hace ya 32 años. Otro sería que la víctima ha perdonado públicamente a Polanski. Uno más, que la justicia de EEUU no tiene por qué intervenir contra un ciudadano europeo.

Como tantas veces, me es difícil distinguir si es la ignorancia o es la infamia lo que alimenta tales razones. Me cuesta creer que personas supuestamente cultas puedan declarar cosas como "Deploro, denuncio y me aterra este modo de hacer justicia a la americana...no tiene nada que ver con los cargos de los que se le acusa a Polanski... Polanski ha vivido los últimos 31 años en Francia y eso no significa que los franceses estén a favor del abuso de menores. También hay que destacar que la víctima de tales abusos pidió hace años que se le retiraran los cargos. La forma en que se ha llevado a cabo esta detención es inadmisible. Recordemos que Polanski es un ciudadano francés y que estamos en Europa", tal y como ha hecho Almodóvar. O ya rozando el surrealismo: "Ha sido una especie de acoso y persecución y, aunque no conozco los detalles del caso, me parece que hay asuntos más importantes que atender", según Sánchez Arévalo. Los hay aún peores, pues tuve que escuchar a Fernando Trueba en la televisión decir que lo mejor que podían hacer los americanos era soltarlo y ofrecerle dirigir sus películas en EEUU, a ver si así hacían algo bueno y no la basura que hacen. Sin comentarios.*

Veamos por qué no se sostiene ninguno de los argumentos aducidos en defensa del director. En primer lugar el tiempo que ha pasado desde que Polanski cometió el supuesto delito: Polanski llevó a cabo los hechos por los que se le acusa en Los Ángeles, EEUU, así que ha de juzgársele según las leyes estadounidenses. Algo que desde luego él sabía, como debería haber sabido que mantener relaciones sexuales con una adolescente de 13 años era y es delito aunque tales relaciones sean consentidas. Por lo que he leído, las leyes del estado de California no contemplan la prescripción de este tipo de ilícitos, así pasen treinta o cincuenta años el delito cometido no ha prescrito y Polanski seguirá siendo prófugo de la justicia de los EEUU. Dado que el tratado de extradición con EEUU permitía, y obligaba, a las autoridades jurídicas suizas a arrestar y entregar a Polanski, eso es lo que han hecho: cumplir con la legalidad vigente. Con este mismo argumento se desmonta la supuesta injerencia jurisdiccional de EEUU.

El otro motivo, quizá el más aducido, es que la víctima ha perdonado públicamente a Polanski y que incluso existen grandes dudas sobre si realmente fue una violación o hubo consentimiento. Ambas cuestiones son perfectamente indiferentes al asunto que estamos tratando. Respecto al perdón de la víctima, es labor del juez determinar si supone eximente o atenuante en algún grado, y desde luego no supone la paralización del proceso. La justicia tiene como función retribuir el daño sufrido por la víctima en lo posible, desde luego, pero también tiene otras, como la de prevención del delito. Tal prevención exige la persecución del delito por sí mismo, siendo indiferente a este respecto el perdón de la víctima pues el daño no se causa sólo a ésta sino al orden social. En esencia, nadie está por encima de la ley y todos deben cumplirla o ser castigados por su incumplimiento, más allá de los sentimientos de odio o perdón que tenga la víctima hacia el delincuente.

Respecto a si fue o no fue violación, es un extremo que habrá de dictaminar el juez al finalizar el proceso. De hecho, parece ser que ya se había determinado el delito como relación sexual ilícita con una menor, no como violación, antes de que Polanski decidiera darse a la fuga tras llegar a un acuerdo económico con los padres de la niña.



*Bueno, sí, un comentario me voy a permitir: no sé cómo Trueba se atreve a balbucear tamaña osadía. Qué más quisiera él ser el limpiabotas de tipos como Eastwood, Allen, Scorsese, Spielberg, Haggis, Cohen, Fincher, Docter, Lee, Tarantino y un largo etcétera de directores americanos en activo.
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