I.- Un posicionamiento de partida: nuestro entorno social es complejo, sometido a una incertidumbre fundamental que no es fácil de modelizar.
Mis dos recientes entradas sobre el estado de la Macroeconomía (más bien, enlaces a otros blogs que hablan sobre el tema), así como alguno de los comentarios recibidos, me han decidido a meterme de cabeza en un charco y escribir unas líneas sobre epistemología de la ciencia económica (si bien mi pensamiento sobre el tema está “on going” desde hace un tiempo…). Como no me considero especialmente dotado para ello, usaré varias ideas de un libro que me ha servido de lectura de verano, “El Cisne Negro”, de Nassim N. Taleb, del que hago en esta entrada una pequeña revisión muy personal, describiendo lo que me gusta y lo que no me gusta de las ideas que contiene.
Dadas las actuales circunstancias (debacle económica más o menos repentina), el libro se ha puesto muy de moda, ya que trata precisamente de dichos acontecimientos sociales inesperados (=cisnes negros).
Es una lectura que he podido disfrutar y padecer… Disfrutar, porque presenta varias ideas interesantes, que han demostrado su pertinencia después de la actual crisis, y que particularmente me interesan mucho. Padecer, porque el libro es excesivamente largo y repetitivo, el estilo del autor es confuso en el fondo y antipático en las formas, y porque las batallas personales del autor así como algunas conclusiones un tanto excesivas de su “filosofía” me llevaron al enfado en algunos momentos. Para leer una reseña muy buena del libro, podéis pinchar éste enlace .
Nassim Taleb trabajó de “quant” especializado en derivados para varias firmas punteras de Wall Street. En el crack bursátil de 1987, vio como muchos compañeros arruinaban a sus clientes y perdían su trabajo, mientras él, utilizando sus particulares métodos, se enriquecía lo suficiente como para retirarse y dedicarse a escribir libros y explicar su filosofía.
Ante todo hay que decir que el libro es un libelo . No tengo nada en contra, pero a un libelo se le debe exigir que sea breve. Este libro no lo es. Taleb mezcla sus teorías con ataques furibundos a varios grupos:
• La economía académica. Particularmente la aplicación de modelos matemáticos para describir la realidad, que él particulariza en los trabajos de Samuelson, Friedman, Arrow, Debreu…
• El banco sueco que concede los Nobel de Economía, que Taleb aboga por suprimir.
• Los padres del análisis cuantitativo en finanzas (Markowitz, Merton, Scholes…)
• Los estadísticos.
• … y algún otro que se me olvida, siempre ligado a algún tipo de establishment.
Y son ataques destemplados, a menudo ad-hominem. Uno tiene que hacer un esfuerzo para esquivar la ensalada de palos y entresacar las ideas de Taleb, que yo resumo a continuación:
1) Vivimos en dos mundos diferentes:
En uno de ellos (Mediocristán, en la terminología de Taleb), las relaciones son lineales (vamos, que funciona la regla de tres simple…), se puede extrapolar y predecir, los fenómenos quedan bien descritos por la curva de la campana (de Gauss), son de aplicación modelos matemáticos y estadísticos convencionales, funciona el “azar de casino”, esto es, son de aplicación las leyes conocidas de la probabilidad, no ocurren acontecimientos imprevistos y/o catastróficos…
En el otro (Extremistán), no aplica la linealidad, los fenómenos no responden a la campana de Gauss, es un mundo complejo, caótico, supone un nivel o capa de incertidumbre adicional a las conocidas leyes del azar, es impredecible por definición, y por tanto propenso a cisnes negros (=acontecimientos de probabilidad imposible de calcular, aunque se les supone muy improbables, pero de impacto trascendental).
2) Existe un grave riesgo de aplicar las leyes del primero al segundo de los mundos, particularmente en el mundillo de la bolsa y las finanzas.
3) El objeto de estudio de las ciencias sociales está en Extremistán. La Economía (y en menor medida la Sociología) se han empeñado en creer que el objeto de su estudio está en Mediocristán.
4) Esto no se hace sólo por error o desconocimiento, sino que a menudo es deliberado (Taleb culpa de ello a los economistas académicos y al comité Nobel), y no sólo produce una disciplina cuya acumulación de conocimiento es irrelevante, sino que a menudo conduce a la catástrofe.
Estos puntos le hacen a Taleb simpatizar con corrientes económicas fuera de la ortodoxia, como los post-keynesianos (Paul Davidson, Hyman Minsky... aunque Taleb cita a algún otro) o la economía austríaca de Hayek. Ya comentaré en el apartado IV de mi escrito lo chusco que esto me parece…
En la última parte del libro, Taleb nos introduce, aunque muy por encima, la “aleatoriedad mandelbrotiana” (por el matemático Benôit Mandelbrot, creador de los “objetos fractales”) como el mecanismo adecuado para entender y tratar ese “segundo nivel de incertidumbre” no tratable mediante las leyes habituales de la probabilidad. Esta es la parte en mi opinión que presenta un mayor recorrido y sobre la que merece la pena indagar un poco más (hoy por hoy sigue siendo un campo abierto de investigación matemática), pero aquí Taleb decepciona, porque no profundiza en la aplicación de los objetos fractales a la incertidumbre y a las finanzas y apenas ofrece nociones muy superficiales de por dónde pueden ir los tiros.
II.- Influencia del trabajo de Kanehman y Tversky
En definitiva, Taleb se autodefine como un empirista-escéptico, y nos alerta sobre la excesiva tendencia humana a teorizar, a la narración, a buscar causas en todos los fenómenos (particularmente después de que hayan ocurrido, aunque no pudieran ser previstos), a la excesiva confianza en la información histórica (series temporales de datos, pero también en la Historia con mayúsculas), a la tendencia a crear modelos mentales (y plasmarlos en modelos matemáticos…), y la dificultad que tenemos, probablemente favorecida por la selección natural, a mensurar las probabilidades de los fenómenos (somos mejores “haciendo cosas” que “comprendiendo nuestro entorno”).
En esto se basa en los trabajos pioneros de Kanehman y Tversky sobre el comportamiento humano y la toma de decisiones en entornos complejos, que llevó al primero a recibir un Nobel de Economía a pesar de ser psicólogo, debido a que pusieron los cimientos de la llamada “economía del comportamiento” que, primero fue ignorada por los economistas, luego empezó a atraer a algunos (ver, por ejemplo, el éxito del libro “Animal Spirits” de Akerlof y Shiller sobre las burbujas) y que después de la actual crisis ha recibido un buen espaldarazo.
Como empirista-escéptico, Taleb aboga en las ciencias sociales por el empirismo puro y duro y la metodología de prueba y error, en contra de un cuerpo de conocimientos consensuado y mantenido por un mainstream académico. Pone el ejemplo de la medicina medieval, donde la “medicina oficial” mataba mucho más que las propias enfermedades, y donde los únicos que salvaban vidas eran al parecer un pequeño grupo de médicos empiristas, que aplicaban a sus pacientes sólo los métodos que habían comprobado que funcionaban.
III.- Sympathy for the devil…
Cualquiera que haya leído mis anteriores entradas sobre economía, o los debates con Citoyen, sabrá que defiendo la idea de que la economía y el resto de ciencias sociales tienen muy difícil la aplicación del método científico en toda su extensión y, en los casos en que sí pueden aplicarlo, a menudo lo hacen sin el suficiente rigor, tomando atajos o, en lo que se refiere al uso de las matemáticas, tomando la modelización matemática como garantía de “cientificidad”.
Por lo tanto, es lógico que sienta simpatía por muchas de las ideas de Taleb, y considere esencialmente acertados muchos de los aspectos que defiende, por ejemplo:
• La existencia de “Extremistán”, un mundo que no se rige por las meras reglas de la probabilidad, un mundo complejo, incierto y a menudo impredecible.
• La dudosa utilización que el mainstream macroeconómico hace de los modelos teóricos, perfectamente construidos formalmente, pero que fallan en las premisas de partida y, por lo tanto, de dudosa utilidad práctica (se guían por criterios de belleza formal y no por criterios de utilidad). Entresaco un pasaje de este enlace (donde se describe duramente el proceso de construcción del establishment económico), que resume esta postura:
“The presuppositions could be as implausible as the economist wished, the “hard core” was invulnerable to criticism, and no realism was required, as long as the modeling was sophisticated.”
• Lo engañosa y peligrosa que puede ser la falsa seguridad en el manejo de la incertidumbre, la ilusión de control sobre los riesgos.
• Esa especie de obsesión de la Economía, que yo achaco a un cierto complejo de inferioridad, de diferenciarse del resto de ciencias sociales y parecerse a las ciencias duras, como la Física, eligiendo para ello exclusivamente el camino de la matematización, en lo que a menudo no resulta más que en una “apariencia de ciencia”. Os adjunto unos pasajes de una profunda entrevista a Bill Janeway, economista y director de una firma de inversión de Wall Street, que son muy ilustrativos:
"The IRA: But doesn't this certainty about the ability of science and mathematics to reveal truth go back to WWII and the Whiz Kids of McNamara's Pentagon? Then we see the emergence of physics as the real leader of 20th Century scientific research. Finally, in the latter decades of the century physics is applied to finance.
Janeway: Yes, but here is the problem. Real scientists tend to be much more skeptical about their data and their models, and thus tend to be critical empiricists. We can blame the crisis on failed physicists; they had all of the math but none of the instincts of good scientists that would enable them to be good physicists."
• El agudo y profundo rechazo, tanto psicológico como social, que las personas sentimos a decir “no lo sé”.
• La tendencia humana a sobrestimar las probabilidades de ciertos acontecimientos, como los ataques terroristas, un accidente de avión, ganar a la lotería… mientras que subestimamos insensatamente otros que tienen más probabilidades de suceder (aunque no es posible calcular dicha probabilidad), como un crack bursátil, que el gestor de nuestra cartera de valores la pifie, que nos quedemos sin trabajo o que el precio de nuestra vivienda se desplome.
• Que el mundo de la bolsa y las finanzas es un campo de juego donde se ponen especialmente de manifiesto todos estos problemas, con resultados a menudo catastróficos.
IV.- … ma non troppo
A pesar de lo anterior, hay puntos en mi opinión en los que Taleb se pasa de frenada, mezcla churras con merinas y se enreda en una ensalada mental o, si él no la tiene, te la termina provocando a ti.
No voy ni a mencionar algunas insinuaciones de Taleb en las que pretende extender su filosofía a las ciencias naturales, aunque lo hace con la boca pequeña, porque creo que ahí saca los pies del tiesto. Lo que sí está claro es su convencimiento de que la única manera de adquirir conocimiento en las ciencias sociales es mediante el empirismo escéptico, el método prueba-error y la aplicación práctica de únicamente “lo que funciona”.
El empirismo-escéptico probablemente es una buena guía de actuación para un quant de Wall-Street, pero a mi me parece una especie de aceptación de la derrota sobre el conocimiento, una renuncia a intentar lograr un conocimiento superior sobre cualquier disciplina, cosa a la que (yo al menos) no quiero renunciar tampoco en lo que respecta a las ciencias sociales.
Puede que en el estado de conocimientos de la medicina medieval el método de prueba y error funcionara, o puede que el auténtico estado de conocimiento actual de la Economía sea equivalente al de la medicina medieval (al menos Taleb así lo piensa), pero desde luego la medicina no ha alcanzado el nivel que tiene ahora exclusivamente con dicho método: la guía de una buena teoría sigue siendo necesaria para afianzar el conocimiento, y en cualquier caso, creo que forma parte de nuestros procesos mentales la tendencia a teorizar y a tratar de entender el mundo a través de modelos y paradigmas. Como los propios Kanehman y Tverski descubrieron en sus experimentos, lo difícil es lo contrario, es decir, hay que hacer un esfuerzo para no teorizar, no buscar una causa y una estructura en cada acontecimiento observado.
No sé si tiene sentido discutir si esto es bueno, o malo como piensa Taleb: sencillamente es así como funciona nuestro cerebro. Una vez más, para mi la clave es el contraste empírico: es el verdadero filtro para cualquier teoría o modelo, y todas aquellas disciplinas que no disponen de un laboratorio y que tienen difícil el contraste empírico de sus modelos, no por ello deben renunciar a que la realidad, y sólo la realidad, es el verdadero juez del conocimiento que pretenden atesorar. Una vez en este punto, uno debe ser honesto y reconocer los límites de dicho conocimiento.
Uno de los puntos que se le pueden criticar a Taleb es la sensación que transmite de que los métodos estadísticos son erróneos per se. Ciertamente la Estadística se presta a la manipulación falaz de los datos y a la extracción de conclusiones sin fundamento, pero esto no es culpa de la Estadística ni de sus técnicas, sino de los que la aplican con desconocimiento (periodistas, políticos…) o con malas intenciones (políticos, economistas…)
Lo mismo se podría decir de la matematización: no es lo mismo los que inician el camino y elaboran las herramientas básicas que los que posteriormente (mal) aplican y extienden dicho paradigma. Por eso se podría considerar excesivo el “yo acuso” de Taleb hacia Samuelson, Arrow, Debreu, etc. como responsables de la deriva que nos ha llevado al actual colapso. Sobre este punto, no obstante, recurro otra vez a Bill Janeway, pues mi opinión es muy parecida a la suya:
"Janeway: Samuelson laid down a fundamental philosophical principle, namely that we have to apply to economics what is known as the ergodic principle from the natural sciences, which is the notion that the underlying processes are stationary, the results, the observables they generate arrive stochastically, seemingly randomly, but the distribution is stable over time. Without that principle, we cannot do "positive economics." Now, interestingly, Milton Friedman, the other philosophical father of financial economics, came together with Samuelson on this principle applied to the "real world." Friedman, in his essay on positive economics, says basically that we all know that the assumptions we are making are not true. This is not how people really are, perfectly rational, etc., etc. But Friedman proposed the "as if" principle, namely that we should do our work "as if" they were, as if people were rational.
[…]
The IRA: So we can blame the entire mess on Milton Friedman? Did he and Samuelson, two of the most towering figures in the economics profession, open the door to the biggest financial disaster in the history of the market economies?
Janeway: No, but those who followed their work clearly took it too far in terms of practical applications. We will see mathematical models applied to cases where we have inefficient markets, where we posit that people are reasonably rational, that they try to make good decision with inadequate data or incomplete models. I think that most people are rational or try to be, and that accordingly we should treat them as generally rational because they are doing the best that they can. And therefore, they will actually behave in ways that are described by people like John Maynard Keynes and Ben Graham.
[…]
Janeway: One of the great thinkers and great men of the last half of the 20th Century who, like Samuelson, is still alive, is Ken Arrow. The Arrow-Debreu general equilibrium mathematical construction was one of the precursors to the current mess. If only we had hung it up on the wall and contemplated it as an aesthetic object, and never led people down this terrible path towards trying to make it operational. This notion that "if" markets were complete and efficient; "if" we had the infinite array of contingent securities so that we could at one point in time hedge every possible event, we'd have complete closure, everything would close.
The IRA: It's called absolute zero in physics, the end of molecular motion. It implies the end of days and, thus, is hopefully only a theoretical possibility. That's why my partner Dennis Santiago and I prefer Minsky and scientific notions like entropy to describe market behavior.
Janeway: Exactly. Reaching general equilibrium implies that we have extracted ourselves from historical time and that we are frozen in stasis. We had done one trade that was good forever. And remember that the math is beautiful. The practical effect is catastrophic. And that is the catastrophe you are talking about. Because as we build layer upon layer of derivatives, what we were doing was pursuing Ken Arrow's challenge. These are not bad people, they have simply been chasing the impossible dream of completing the market and, going back to MacKenzie, chasing the legitimatory goal of making the world a more efficient place."
El último punto que me gustaría criticar del pensamiento de Taleb es su simpatía por escuelas económicas fuera del mainstream académico como el post-keynesianismo y la economía austríaca, sin importarle al parecer que no tengan mucho que ver la una con la otra. Parece que a Taleb le basta con que sean corrientes alternativas al pensamiento económico establecido y de algún modo estén enfrentadas al establishment y marginadas por éste, que acepten la complejidad del mundo y rechacen en mayor o menor medida la modelización matemática.
Particularmente, si hay algo opuesto al empirismo-escéptico que propugna Taleb es la escuela austríaca, basada en la “praxeología”, que es una especie de misticismo que se deriva de cuatro axiomas o principios originarios que se pueden aplicar a cualquier cosa (como el horóscopo) y que es, por lo tanto, una disciplina narrativa por excelencia. Se la puede tachar de ser una fe, una religión, una ideología… pero desde luego ni es empirista ni es escéptica: representa precisamente la “platonificación” a la que tanto se opone Taleb.
V.- Una nueva esperanza…
Llega el momento de preguntarnos: ¿y, entonces?, ¿cuál es la alternativa?
Me voy a permitir citar unas palabras de mi compañero de blog, Demócrito:
“En realidad la disyuntiva es sencilla: o existen pautas de conducta humana condicionadas por antecedentes cognoscibles o no. En el primer caso, es viable y necesaria la aplicación del método científico, por difícil, aproximativa y limitada que sea. Si no es así, entonces los fenómenos sociales son incognoscibles y no es posible afirmar nada sobre ellos, todo se reduciría a juicios de valor. […] ¿Cuál es la alternativa?"
Krugman y otros daban algunas claves de por dónde pueden ir los tiros en la futura macroeconomía, aunque, como hemos visto en los enlaces de mi anterior entrada se dista mucho de un consenso.
Quien haya tenido la paciencia de leerme hasta aquí, creo que se merece que esboce al menos qué es lo que yo creo:
• Abandonar la “ilusión cientificista” de la Economía basada en modelos matemáticos “platónicos”, alejados de la realidad. Esto no implica renunciar a las matemáticas como herramienta, pero como dice Krugman, “as our servant, not our master”
• Ser muy consciente de las limitaciones de los modelos, y de lo restrictivo de sus hipótesis de partida. Particularmente en su aplicación directa a los casos reales. En palabras de Feynman, “hacer todo el trabajo” del método científico, sin atajos, particularmente ser más riguroso con la “revisión por pares” y, en la medida de lo posible, el contraste empírico. [Digresión: recordar que una disciplina como la Mecánica Cuántica, que es extraña, anti-intuitiva y está basada en postulados, funciona como teoría porque cumple con el proceso:
Axiomática (postulados) → estructura algebraica (hubo que inventar las matemáticas) → contraste empírico... (si no cumple, se vuelve al primer paso y se cambian los postulados).
• Mayor disposición a modificar / descartar los modelos cuando éstos no son útiles (criterio de utilidad). Des-ideologizar la Economía: curiosamente, la elevada tecnificación y recurso a las matemáticas no ha servido para ello, lo que demuestra que la herramienta no es garantía de nada.
• Mayor humildad entre los economistas y mayor permeabilidad a otras ramas del conocimiento (a veces parece que los economistas sólo leen a economistas y que sólo se citan entre ellos de forma circular).
• Necesidad de incorporar a los modelos elementos de complejidad e imperfección (“animal spirits”, economía del comportamiento…)
• Más y mejores estudios empíricos: a menudo los estudios empíricos en ciencias sociales, que involucran mucha manipulación estadística, se prestan a sacar conclusiones precipitadas o falaces: hoy por hoy no gozan de mucho prestigio. Tan mala ciencia es el exceso de racionalismo como el mal empirismo.
• ¿…? (aquí el lector puede incluir sus propias reflexiones, que serán bien recibidas en comentarios)
No quiero terminar esta extensa nota sin recordar de nuevo que lo que más me interesa investigar en todo esto (a un nivel amateur, divulgativo…) son las ideas del matemático Benôit Mandelbrot y de qué manera pueden cuestionar la actual formulación de la Economía. Prometo leer sobre ello y venir aquí a comentarlo.
Para los auténticamente masokas, dejo un par de enlaces de gente importante donde también hablan del tema de mi escrito (son divulgativos, no temáis):
Daniel Cloud: “Capitalismo Científico”
Dany Rodrik: “Que los escépticos de las finanzas tomen el control”
Robert Skidelsky: “La traición de los economistas”
Robert Skidelsky: “Risky risk Management”
ACTUALIZACIÓN 1: Una interesante discusión sobre el Value at Risk y la seducción de los modelos.
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14 comentarios:
Claro, sencillo, bien pensado y bien escrito. Y yo que pensaba que la paternidad te aturdiría. Muy bueno.
P.D: ya vamos llegando a acuerdos.
Créeme, estoy bastante aturdido...
Bueno, todo esto está muy bien, pero el problema es que tú no tienes ni puta idea de Economía, ni de lo que se mueve en los circuitos académicos.
Además, hablamos de la economía financiera, no de la real. Eso va por todos los jodidos intervencionistas cripto-marxosos que con esto del crash se han creído que hay que andar naZionalizando toda la economía. ¡¡¡Pues no, cacho gilipollas!!!
Por otra parte, como ya he dicho antes, la Economía es como la lógica. Cuatro axiomas y una conclusión. Es un divertimento intelectual cojonudo, de verdad.
¿Sabes cuál es el jodido problema? Yo te lo voy a decir: los putos ingenieros sociales, los tontos del culo que se piensan que cuatro formalismos matemáticos de mierda les sirven para organizar la sociedad desde su posición de burócratas incorruptos. ¡¡¡Que les jodan a esos cabrones!!! No me extraña que Taleb sea hayekiano, coño...
"el problema es que tú no tienes ni puta idea de Economía"
Bueno, en eso estamos igual, querido troll-anónimo.
Por cierto, yo tiendo a ser permisivo, pero por respeto al resto de lectores, te sugiero que moderes tu lenguaje si quieres seguir comentando por aquí.
Y dentro de nuestra ignorancia, lo que me diferencia de ti es que no me dedico a dar clases magistrales sobre aquello que desconozco.
PD: seguro, pero segurísimo, que sé más Economía que tú. Y ya te digo que es un saber esencialmente inútil.
Abandono definitivamente este debate, no sin antes anunciar que los problemas de la Economía están cerca de desaparecer: yo mismo estoy trabajando en una nueva teoría de remota inspiración marxista que cambiará la visión que se ha tenido tradicionalmente de la economía, el intercambio y los precios relativos.
Muy buenas tardes y hasta siempre.
"¿Sabes cuál es el jodido problema? Yo te lo voy a decir: los putos ingenieros sociales, los tontos del culo que se piensan que cuatro formalismos matemáticos de mierda les sirven para organizar la sociedad desde su posición de burócratas incorruptos. ¡¡¡Que les jodan a esos cabrones!!! "
Creo que esa clase magistral es tuya...
Algo hacemos mal, Ender. No se nos queda ningún troll oficial que de lustre y esplendor al blog. Este último simplemente estaba tronado, pero encadenado y bien alimentado podría haber sido divertido.
Ah, se olvidó mencionarte uno de esos gigantes a cuyos hombros subirse que tanto reclamas para la Econonomía: Say.
Mira, una de las cosas buenas de los austriacos, digna de ser admirada por Taleb, es lo clara ue tienen la ley del susodicho y sus implicaciones.
Vamos, que son capaces de ir un poco más alllá del keynesiano "consumo + inversión".
Sí hombre, sí. Díselo a mis queridos compañeros, con miles de coches en campa que no se venden si no es por las ayudas del gobierno (o sea, vendiendo por debajo de coste con el auxilio del contribuyente). A ver si entendemos de una vez las fircciones originadas en el comportamiento no racional, las deficiencias en la información (agudiczadas por el factor tiempo) etc, etc.
Los que tanto renegáis de las estrategias de investigación cuantitativas, por ser poco realistas, cometéis el mismo error al aceptar modelos derivados de tres axiomas apresurados. Peor aún, porque rechazáis la contrastación empírica explícitamente.
¿Tú has trabajado para una empresa en tu puta vida?. Digo trabajar de verdad, no hacer numeritos en un despacho totalmente alejado de la realidad. Porque me suena que acabas de salir (mal) de la universidad.
En primer lugar, pora no incomodar a nuestro anfitrión, te sugiero que moderes tu lenguaje. ¿Qué es eso de "tu puta vida"? Yo no sé tú, pero yo no vendo la mía por dinero.
En segundo lugar, no entendiste la ley de Say. Lo más importante no es aquello de "la oferta crea su propia demanda", sino comprender que la moneda no es más que un velo que oculta una economía de trueque, y que por tanto lo importante no es el consumo sino la producción.
Y en tercer lugar, no sé si reniego del empirismo. Lo que sí tengo muy claro es que en Economía se trata de un método francamente deficiente.
Ah, y no trabajo, no doy un palo al agüa. Soy lo que más odiáis los izquierdosos: un rico heredero que vive delas rentas del capital.
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