"La victoria de Barack Hussein Obama en las elecciones presidenciales de EEUU ha de poner punto final a uno de los períodos más tenebrosos de la historia del mundo, en donde la gobernación de los necios, cuando no de los canallas, se ha impuesto por doquier". Juan Luis Cebrián, América vuelve a ser América, El País, 06/11/2008
"Ha sido como curarse un cáncer". Antonio Banderas tras conocer la victoria del candidato demócrata, Barack Hussein Obama.
Es inevitable que, bueno o malo, en una bitácora como ésta quede un artículo sobre la victoria de Barack Obama. Es la maldición de 2.0, cualquiera puede opinar alegremente sin tener ni idea de lo que habla. Esta es mi aportación al cúmulo de despropósitos.
Todo rarito está obligado a tener rarezas si quiere que lo tomen en serio. Una de las mías es leer ciencia - ficción. Otra es estar completamente seguro de que este género ofrece predicciones más seguras, e infinitamente más divertidas, que la economía o la sociología. Lo digo porque el revuelo mediático posterior me ha recordado grandemente el cuento Un largo viaje para matar a Nixon ( A Cross-Country Trip To Kill Richard Nixon) de Orson Scott Card, donde el protagonista trata de matar a Nixon por considerarlo culpable de todos los males de la humanidad. Hoy todos quieren matar a Bush y mear en su calavera. Excepción hecha, supongo, de la FAES, conocida ONG que da cobijo a dinosaurios políticos abandonados a su justa extinción.
Incluso alguien con un pensamiento tan lineal como Iracundo (y no, lineal no es un elogio) debería aceptar con resignación que estos nuevos cruzados han sido la peor decepción para occidente desde tiempos de Saladino. Mal está tratar de dominar el mundo siguiendo la mejor tradición de villanos torpes de la Marvel, pero si encima pierdes la guerra entonces es peor que una maldad, es una estupidez.
Mala suerte: su promesa de que los useños iban a ganar más y pagar menos impuestos ha demostrado ser mentira justo antes de las elecciones. La idea imperial ha costado mucho dinero y ha dado muchos disgustos a toda potencia que la haya pretendido sostener contra la historia, de eso nosotros sabemos mucho, y EEUU no iba a ser una excepción. Ahora que sus (nuestros) mercados se han ido al carajo no queda nada con que ocultar que el emperador está desnudo.
Es la hora del hombre delgado.
Contra todo lo que se ha venido escribiendo, creo que Barack Obama es bastante claro en su discurso. Que no se sepa dónde encasillarle es otro tema, pero sus intenciones parecen claras:
1.- Solucionar, si se deja, la crisis financiera. Si alguien tan poco sospechoso de socialismo como Bush ha dado carta verde a la intervención estatal, supongo que a Obama no le van a doler prendas a la hora de arremangarse y meter los brazos hasta los codos en la mierda. Y quizá incluso trate de hacerlo de común acuerdo con el resto de estados que cuentan. Más nos vale.
Aviso: se van a socializar pérdidas allá donde haga falta, la fiel infantería va a pagar lujosas jubilaciones de banqueros (en España quizá menos) y ya veremos si los activos con los que se queden los estados valen algo.
2.- Capear la recesión que se avecina y rezar para que no se convierta en depresión. Para ello tiene que reducir el déficit, y eso pasa por salir de Irak lo mejor y antes posible. Obama no parece una paloma, no creo que le importe mandar Abrams a aplastar casas de barro si no queda otra, pero para eso basta y sobra con Afganistán. Y por muchos años.
Con los milloncejos que ahorre en dejar de matar moros (vale, árabes, los iraquíes son árabes) y en dejar de subvencionar a los ricos tratará de empujar el consumo desahogando a las clases medias. Realizará inversiones en infraestructuras (ya están preparados varios programas) y respaldará algunos municipios y otras instituciones desesperadamente necesitadas.
Pero la cuestión de fondo es en cuánto déficit está dispuesto a sumergirse, así como los plazos de inversión y expansión monetaria. Me descorazonan las posibles similitudes con el estancamiento japonés de los 90, donde las políticas expansivas y de inversión se aplicaron tarde, mal y sirvieron de poco. Bueno, no me enrollo más: creo que será moderado, no veremos un nuevo capitalismo y todas esas zarandajas que cuentan por ahí, pero no tendrá un asco irracional a la intervención estatal. Será pragmático y sobre todo no será cobarde: si la situación lo demanda se meterá hasta el cuello en decisiones políticamente dolorosas. Será, eso espero, un bendito ortodoxo moderado que sabe que Keynes a veces tiene razón.
3.- La Sanidad Pública. No impulsará nada ni de lejos parecido a nuestro sistema de sanidad. Ni en broma. Y lo deja claro en su programa. Tratará de mejorar aspectos clave, como reducir costes mediante una liberación que aumente la competencia (romper barreras administrativas y de gestión de las aseguradoras, impulsar los medicamentos genéricos, poder comprar medicamentos al exterior); obligar a las aseguradoras a tragar con todo hijo de vecino, por poco apetecible que sea (¿y ese riesgo quién lo pagará? y si lo paga el estado ¿cuánto costará?); incentivar fiscalmente a las pequeñas y medianas para que ofrezcan planes de salud a sus empleados, como se hace con las grandes (más coste para el estado, pero se supone que con retorno); invertir en planes de prevención contra enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes, etc. Es decir, parches. Que puede que funcionen, pero parches. Nada revolucionario.
4.- Política energética. Aquí ya no me creo nada. Habla de independencia energética (¿en los EEUU?) y a mí me suena igual que si vendiera crecepelo en lo alto de un carromato. A no ser que incentive las nucleares de veras acercándose a un sistema a la francesa (y aún quedaría el peliagudo problema del transporte). Puedo creerme que subvencione las energías alternativas, que se invierta en tecnología para hacerlas más rentables, que impulse el ahorro energético, etc... medidas todas muy sensatas que ya son prácticamente el consenso de los expertos. Pero de ahí a la independencia energética. ¡Ja! Ni en ésta ni en la próxima legislatura. Ni en la próxima generación, qué coño. Yo creo que es una forma de vendérselo a los useños: ahorrad cabrones, no vayáis a comprar pan en el Hummer, haced patria que si no le tenemos que comprar el petróleo a los moros.
5.- La educación. Aquí sí que me lo creo. Por su trayectoria y porque es viable. Además me parece muy sensato en general:
- Dar prioridad a la educación primaria y su universalización real. Justifica la importancia que da a esta política explicando las mejoras sociales y económicas que puede traer: menor exclusión, menor tasa de delincuencia y mejor adaptación al mercado de trabajo.
- En la variedad está el gusto: libertad de elección del centro educativo, diversidad de programas, importancia de la evaluación personalizada, modernización tecnológica de los centros, etc...
- Aumento de recursos a centros y programas educativos que demuestran ser eficientes.
- Responsabilidad de los educadores.
- Créditos blandos a aquellos que quieran cursar estudios universitarios si tienen un currículum suficiente.
- Y sobre todo, inyección de fondos para que todas las buenas intenciones tengan recursos con que concretarse.
En resumen, opino que Obama es un reformista y no acabo de creerme lo que le han contado a Egócrata: eso de "1932, no 1992". Y no tiene que ser necesariamente malo. De hecho creo que la actitud del próximo presidente puede ser la más adecuada para capear el temoral que se avecina, al menos en el corto plazo: moderación, tranquilidad, unidad, antidogmatismo y, sobre todo, resistencia. Más o menos lo que le ha dado la victoria en su campaña.
* Verso de Pedro Casariego
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3 comentarios:
Buena entrada. Tan sólo dos apuntes:
"2.- Capear la recesión que se avecina... Para ello tiene que reducir el déficit..."
Creo que el déficit no debe ser ahora la prioridad. Se me antoja difícil de reducir si, además de los gastos de la guerra heredados y que, no nos engañemos, van a continuar en parte, está el hecho de que tienes que estimular la economía con medidas keynesianas como tú mismo apuntas... además de incluir en tu programa medidas sociales (mejoras en la sanidad, en la educación...) que costarán dinero.
En este caso, no creo que sea posible, y ni siquiera deseable, plantearse una reducción del deficit: unos años en números rojos son tolerables si consigues reactivar una economía que se hunde por momentos en un pozo de arenas movedizas.
"3.- La Sanidad Pública... es decir, parches. Que puede que funcionen, pero parches"
Entre las medidas generales que aparecen en el programa de Obama, están efectivamente:
a) disminuir la discriminación de las aseguradoras (que ahora sólo aceptan asegurar al que menos necesita el seguro)
b) subsidiar seguros a familias con bajos ingresos
c) Planes públicos de seguro que compitan con los privados
Le medida a) es muy necesaria, pero ¿cómo lo va a conseguir sin subvencionar directamente a las compañías, y por tanto, como tú dices, con un elevado coste para el contribuyente? Quizá la respuesta de Obama sea la medida c), que es la que más dudas me plantea: ¿cómo va a funcionar un mercado mixto público-privado de aseguradoras?¿servirá de verdad para estimular la competencia, o simplemente la aseguradora pública se quedará con los clientes de más riesgo, y las privadas podrán seguir asegurando al que menos riesgo les reporta?
"La idea imperial ha costado mucho dinero y ha dado muchos disgustos a toda potencia que la haya pretendido sostener contra la historia"
La "elección imperial" no es obra necesariamente de los Estados que devienen imperiales. Hay casos históricos que confirman aquel pasaje de Gibbon de que "a mayor esfera de poder le sigue una mayor esfera de enemistad". Es más: EEUU ha tratado en varios momentos de su historia algo tan poco imperialista como aislarse geopolíticamente del resto del mundo. Al final fue imposible y los impulsos aislacionistas recurrentes fueron a la postre en parte responsables de guerras innecesarias y sangrientas: como es sabido.
La doctrina económica que respalda la idea de la "inutilidad del Imperio" tiene por padres, curiosamente, a los primeros liberales (los whigs). Sostenían que Gran Bretaña había gastado mucho más de lo ganado en la empresa imperial. Pero lo cierto es que la talasocracia británica consiguió desencadenar la primera globalización llevando civilización e industria a lugares que estaban atrapados en la antigüedad. Eso supone un avance difícilmente calculable pero por enorme. Lo cual no excluye, además, como demuestra Niall Ferguson en "Empire" ("this empire clearly was a force for good in at least two respects. First, it was a source of large volumes of relatively cheap capital for less developed economies. Second, it exported economic, legal and political institution to its colonies that were, on the whole, superior to those that were otherwise available."), que las tesis whig sobre el "coste imperial" estuviesen equivocadas.
Por otra parte su argumentación lleva a error. Porque siendo la "elección imperial" algo en buena medida ajeno al devenido imperio no se está diciendo sino que TODOS LOS ESTADOS son básicamente imperiales. La "elección" es más sobre la "empresa de la hegemonía" que sobre el propio hecho soberano. Y tal empresa sigue la dinámica del dilema del prisionero: un proceso mediatizado por el miedo al poder ajeno (que Tucídides establecía como punto de partido de "la guerra más grande de los tiempos": la del Peloponeso) y por la propia ambición (a veces muy local y marginal: no necesariamente "globalizante"). Y es que no debería olvidarse que el Estado-nación es, comparativamente, mucho más raro (por no decir rarísimo) que el modelo de Imperio.
Por otra parte el poder y todo lo que le rodea es campo cultivado para la melancolía. El poder, por ser cosa de hombres, es dudoso y es excepcional, extraño, que se articule de tal modo en que dure generaciones. Luego el poder decae y todos se ven perdidos. Bueno, en ese caso diría lo que Nietzsche: "¿Era esto la vida? Muy bien: que vuelva a empezar".
Tenemos derecho al pasado, sí, pero también al presente. Y el imperialismo liberal de EEUU no es sino llevar a su última consecuencia nuestra asunción de que el mundo puede mejorar en el "aquí y ahora". Porque si algo ha probado la economía (lo único que ha probado) es que una sociedad no progresa sin un marco de legalidad y seguridad. Y eso hoy por hoy lo traerá EEUU y no la ONU. El progreso es labor de la espada y no de una claudicante paz. Porque, como diría el nazareno, "No he venido a traeros la paz sino la espada: aléjense de mí los tibios".
PS: debe ser usted la primera persona que me considera "lineal". Usualmente me acusan de desordenado y tendente al malditismo.
Lo primero pedir excusas por responder tan tarde, motivos laborales me impiden ocuparme del blog si no es en fin de semana.
Por partes:
Isidoro, puede usted tutearme si le parece, yo haré lo mismo si me da su permiso.
Mi respuesta será lo más breve posible. Por de pronto, las tesis historicistas que alumbran discutibles leyes como "TODOS LOS ESTADOS son básicamente imperiales" me parecen endebles. En primer lugar, los hechos lo refutan. En segundo, no creo que haya cuerpo empírico suficiente para afirmar con seguridad tales leyes. No voy a defender lo segundo porque da para mucha discusión y no es el lugar. Para ilustrar lo primero adecuadamente habría que entrar en la definición de Estado antes de nada, y no voy a ponerme a ello, pero valgan como ejemplo algunos casos:
Imperios prístinos centrípetos y muy poco expansivos los ha habido, y de muy larga duración. Egipto es un ejemplo y China también podría serlo, aunque con mayor ambigüedad. Organizaciones preestatales como las polis griegas pueden ser otro. Los intentos atenienses de crear una talasocracia se saldaron en desastre. Los laconios, pese a su superioridad militar, prudentemente no trataron de crear un imperio, sino de encabezar una liga que sirviera a sus intereses. No creo que haga falta recordar que mantuvieron una guerra eterna con Argos, más débil, sin llegar a ocuparla de forma sostenida nunca. Simplemente no lo quisieron hacer y seguramente porque conocían sus limitaciones.
Estados modernos de arraigado ensimismamiento geopolítico como Suiza, Islandia, Suecia o el Japón post WWII son también ejemplos claros. Un estado puede optar por no utilizar la fuerza militar como medio de expansión e irle muy bien, o al menos no peor que a otros que sí lo hacen. No quisiera recordar los desastrosos resultados que ofreció el imperio Habsburgo español a Europa en general y a España en particular.
Con todo esto quiero ilustrar que el comportamiento de las culturas y las sociedades (consideremos el Estado como la representación de una sociedad en ciertos niveles) no viene determinado por leyes tan simples (de ahí lo de pensamiento lineal, pero no me lo tenga en cuenta) Las sociedades se adaptan a su entorno ecológico (que comprende al medio físico y a otras sociedades) en función de diversas estrategias, muchas veces no explícitas ni organizadas, que pueden ser imperialistas o no serlo. No es ésa la cuestión, la cuestión es si son adaptativas.
Y es ahí donde centro mi crítica. Me opongo a su tesis de un EEUU imperial, beligerante e interventor como solución a un hipotético choque de culturas. No la considero una estrategia adaptativa en las circunstancias actuales y creo que los hechos están dando la razón a los que así opinamos. Otra cosa es que sí haya sido una estrategia adecuada en otros momentos (WWI y WWII) o pueda serlo en otras circunstancias distintas.
Elías, he redactado mal. No quería decir "reducir el déficit" sino contener el gasto en aquellos aspectos que no ofrecen un retorno claro (guerra de Irak, p.ej) e invertir en aquellos que sí lo hagan. Esto supone tener que gastar y probablemente aumentar el déficit, es cierto. De todas formas, soy un tanto escéptico respecto a que las medidas Keynesianas tradicionales puedan mejorar la situación. Y lo soy porque esta crisis no tiene paralelo con la del 29 en muchos aspectos, pero el más importante es que no es una cuestión de que los actores económicos tengan miedo y guarden sus ahorros. El problema es que los actores están casi todos endeudados hasta las cejas: los bancos son acreedores de bombas de relojería, el consumidor ha vivido años gloriosos de despilfarro y papá estado en EEUU también ha incurrido en un déficit irracional. Es decir, en vez de ahorrar para invertir y empujar a la derecha la curva de producción hemos consumido la producción del presente y hasta la del futuro.
Respecto al tema sanidad en EEUU, iba a comentarlo, pero ya lo hace mejor Roger Senserich en "Barras y estrellas" (http://www.lorem-ipsum.es/blogs/barrasyestrellas/?p=122). Un trabajo menos.
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