El artículo tiene muchos puntos dignos de comentario, e incluso de crítica, porque para aceptar sus conclusiones uno tiene que aceptar que correlación implica causalidad o suponer que el autor ha hecho un trabajo más profundo que justifica sus conclusiones, pero que no le da tiempo a mostrar en tan corto artículo. Vamos a dar por hecho que es así.
La tesis del autor es muy interesante. Muestra una primera gráfica, que reproduzco aquí, donde correlaciona el PIB de varios países en 1909 y en 2000 (aceptemos que los valores son correctos y el pequeño detalle de que la gráfica no incluye más que unos pocos países):
Lo más interesante, sin embargo, es fijarse en los que no cumplen. Hay un grupo de países que estaban mal y un siglo después están peor (India, Filipinas, Indonesia, Perú, Sri Lanka...). Otro grupo de países no estaban muy bien pero han remontado su posición: brillantemente Taiwan, Japón y Noruega; de modo más modesto Portugal, España e Italia, quedando en estado intermedio Finlandia.
Pero lo auténticamente relevante, lo que se puede considerar excepcional, es el caso (positivo) de Noruega y el caso (patéticamente negativo) de Argentina (aunque también Uruguay y Chile son bastante negativos).
Fijáos que a principios de siglo Argentina sólo era superada en riqueza por un grupito pequeño de países (tirad una línea vertical que pase por "Argentina"). En el 2000, sin embargo (tirad ahora una línea horizontal) se ha quedado en el furgón de cola junto a México y Venezuela, a los que antes superaba de lejos, y mucho más cerca del grupo de países en desarrollo que del grupo de los desarrollados a los que tanto dice parecerse.
Obviamente, lo que haya ocurrido en el transcurso del siglo XX es lo que explica la evolución que ha tenido cada país y la dispersión que muestra la gráfica, y cada caso es digno de un "análisis de causas" interesante. Todo esto lo obvia el autor, que se centra en el caso de Argentina y trata de buscar la explicación ofreciéndonos una comparación entre Buenos Aires y Chicago y su diferente evolución económica. Cuando el autor busca las causas de este comportamiento tan diferente de ambas ciudades, su tesis es que la menor evolución en el nivel educativo de Buenos Aires (y por extensión, de todo el país) es lo que contribuyó a su progresivo estancamiento y retraso durante la 2ª mitad del siglo XX.
Una vez más nos pueden surgir dudas sobre la metodología del autor: la comparación entre Buenos Aires y Chicago puede ser pertinente, incluso brillante, pero ¿cómo sabemos si sus conclusiones son relevantes? ¿no pueden haber influido otros factores en la diferente evolución? De nuevo nos tenemos que fiar de que el autor ha hecho bien su trabajo y dispone de más información (de hecho tiene algún paper publicado sobre el tema y promete insistir en un futuro artículo).
Fijáos, de todas formas, en esta segunda gráfica de Glaeser, que utiliza para apoyar su conclusión de que ninguna variable explica mejor el éxito de ciertos países en el 2000 que la inversión en educación. Según el autor, ésto no se debe sólo a la relación entre escolarización y tecnología, sino, lo que es mucho más relevante en el caso de Argentina, por la relación entre educación y buen funcionamiento de la democracia.
La gráfica es la siguiente:
En este caso, la correlación parece mucho más fuerte que en el anterior, pero cuidado, porque aquí el autor utiliza una escala logarítmica para el PIB que de algún modo "aproxima" los valores de PIB... es lo malo de guiarse por impresiones ópticas y no disponer de los valores estadísticos que caracterízan la correlación.
No obstante, también a esta gráfica se le puede sacar punta:
- Hay países, como Perú, Colombia, Argentina, Holanda, Suecia, UK... que se puede decir que su riqueza, mucha o poca, está claramente correlacionada con su inversión en educación.
- Hay países que están incluso mejor de lo que su inversión en educación prometía, como Venezuela, Portugal o Italia, y también Chile y España.
- ... Y países que parecen estar peor de lo esperado, como EEUU y Canadá. Sobre este punto se puede abrir una discusión interesante: ¿hay un nivel umbral en la inversión en educación a partir del cual ésta ya no tiene influencia en la riqueza?
Aparte de todo esto, dejo a la reflexión del lector algún otro caso interesante, por ejemplo:
- Conclusiones parecidas a las de Argentina se podrían tener para Chile y Uruguay: no eran tan ricos como Argentina (sobre todo Chile), pero eran ricos... y se han quedado también muy retrasados (el que menos, precisamente Chile).
- El caso de Noruega es espectacular: tirad una línea vertical por Noruega en la primera gráfica, y comparad su evolución con países que partían de PIB similares, como Finlandia, España o Italia. ¿Es el petróleo Noruego el que lo explica?. Antes de llegar a la ligera a esta conclusión, amigo lector, sugiero observar el caso de Venezuela, México y Gran Bretaña, también con petróleo. Y comparar con países exitosos sin petróleo como Japón o Taiwan (o España, por qué no). Y luego irse a la segunda gráfica y ver cómo estaban en educación todos estos países.
No obstante, el caso de Argentina es tan peculiar, que aunque la tesis "educativa" de Glaeser fuera cierta, aún quedaría mucho por explicar (estas preguntas son de nota, para los expertos que nos leen):
- ¿Por qué el sistema político del que Argentina se ha dotado no permite el ascenso de políticos medianamente honestos y eficaces, y los que aparecen, son engullidos por el sistema?
- ¿Cuáles son las raices de la aparición y aparente eternidad del peronismo y del peculiar bipartidismo del país?
- ¿Cuál es la influencia de la geografía física y económica del país, casi un continente, con un puñado de ciudades modernas y una extensión inmensa (y hermosísima) de tierras salvajes y casi desiertas?
- ¿Apostó Argentina en exceso por los "bienes de la tierra", como el grano y la carne de vacuno, y después el petróleo y el gas, sin aprovechar sus recursos para crear industria y un tejido productivo más flexible y diversificado?
- ¿Cómo influyó la dictadura militar (obviamente, no como en Chile)?¿Y las brillantes ideas de Domingo Cavalho con su dolarización?¿O esto sólo son anécdotas de un problema más fundamental?
- ¿Cómo influye en todo esto el carácter de los argentinos?¿Por qué admiran tanto a los italianos, otro país desastroso de instituciones corruptas (aunque con un tejido industrial bien asentado y una sociedad que avanza en cierto modo al margen de su sistema político)...?
11 comentarios:
Me ha parecido muy interesante el artículo, Ender, y la verdad es que me gustaría explayarme sobre el tema, pero creo que a veces la respuesta más fácil es la más adecuada.
Argentina tiene dos problemas fundamentales. El primero es que Messi tiene angustia cuando se enfunda la albiceleste. Y el segundo son las facultades de psicología.
Un saludo.
Por cierto, la primera de las gráficas va directa a mi disco duro.
"Y el segundo son las facultades de psicología."
... a ver qué opina Luzbel de eso.
Coincido en que una sociedad, como ocurre en Buenos Aires, donde un gran % de personas, jóvenes para más inri, acuden al menos una vez por semana a "terapia" con un [chamán] psicoanalista... (los hombres quizá menos, las mujeres en gran número)... ESA SOCIEDAD TIENE UN PROBLEMA, JODER.
Sí, pero aparte de eso... yo pretendía enlazar con el tema de la educación que introduces inicialmente. Por eso he mencionado los dos factores: el pan y el circo (fútbol) y la relación educación/productividad (ejemplificado en las facultades de psicología). A lo que voy con esto último es a que el componente educativo no puede analizarse sólo cuantitativamente. Un país que invierta X en enseñanzas técnicas obtendrá muchos más frutos económicos que uno que invierta 10X en facultades de psicología. Se trata de invertir, pero invertir con sentido, con equilibrio.
Ojo, estoy analizándolo desde un punto de vista global, y ateniéndome a los baremos de competitividad vigentes en el mundo, no estoy juzgando la necesidad o no de que existan psicólogos (o cualquier otra profesión) en este mundo. Sí considero, en cambio, que el ratio psicólogos/técnicos en Argentina no le permite ser competitiva hacia el exterior (si fuera viable, todos nos dedicaríamos a la vida contemplativa), del mismo modo que considero que el ratio universitarios/FP-eros en España no nos permite disponer de un mercado laboral equilibrado. Yo creo que España sale sobreestimada en el factor "Educación" cuando ésta se mide en términos cuantitativos.
Perdona, no te había "captado".
Sobre lo que comentas... tiendo a estar de acuerdo contigo, pero sólo en parte: parece claro que un país que quiera desarrollar un tejido industrial y productivo importante tiene que invertir en técnicos, tanto de alto nivel como de niveles intermedios... pero seguro que se pueden encontrar multitud de ejemplos de países que no lo hacen y que no tienen los desastrosos resultados económicos de Argentina, o al menos esa peculiaridad de haber sido un país rico hasta hace poco y estar en el agujero y sin visos de salir de él. Tiene que haber otras razones. Aunque es interesante esa que apuntas.
Desde luego que hay otros factores (algunos de ellos los has mencionado tú mismo en el artículo), pero casi más que buscar una explicación, lo que pretendía era desmitificar la linealidad de la relación "inversión en educación/retorno económico de la inversión" (y que conste que el gráfico me ha gustado mucho).
De todos modos, a la pregunta que lanzas de "¿por qué Argentina ha pasado de ser un país rico a ser un país hundido?", yo respondería con otra pregunta: "¿No será que lo de 1909 era una riqueza ilusoria?".
Según lanzo esta pregunta, me vienen a la cabeza frases como "la Champions League de las economías", o "vamos a superar en PIB per cápita a Alemania"...
Perdona que no haya comentado un artículo que, por motivos obvios, m parece muy intresante. Como tantas veces, se me ha alargado la respuesta y exige una entrada en el blog.
Pero vaya por delante que no estoy muy de acuerdo con la hipótesis.
Ya lo suponía, je, je...
Realmente yo no he entrado a valorar la hipótesis en profundidad, porque para ello habría que conocer el resto del trabajo del autor, con el artículo del NYT claramente no basta... desde luego, si nos tenemos que basar sólo en esas dos gráficas, mi conclusión es que no son suficientes como para apoyar su hipótesis.
Pero las gráficas en sí mismas me parecen que dan mucho juego.
Espero con interés tu entrada al respecto.
Todavía no he leído el artículo original, pero de tu posteo (que me parece excelente) rescato dos grandes verdades. La primera, es el comentario de gsantamaria sobre lo del "Pan y Circo".... soy un Argentino viviendo en España, y de vez en cuando entro en la web del periódico Clarín... siempre me llama la atención que parece que no pasara nada más importante allí que el fútbol... no hay mas que ver que el 50% de la portada "online" está dedicado a ello.
La segunda, y tiene que ver con el "circo" también, es el último párrafo del post. Totalmente de acuerdo.
Ojalá algún día las cosas mejoren por allí, porque es muy triste tener que ver desde lejos lo mal que lo pasa la gente, y peor aún, que no se den cuenta de cuán mal están.
Hola, Matías.
Te comento una anécdota de la que fui testigo en el mundial de Corea-Japón del 2002, que me pilló en tu país.
Una empresa importante del país, y seguro que no fue la única, suspendió el trabajo de oficina durante un partido de la selección Argentina para que los trabajadores pudieran verlo desde el trabajo... inclusó instaló pantallas en algunas salas y en el garaje.
A mi, y al resto de españoles que fuimos testigos, aquello nos dejó estupefactos. No tanto por la pérdida real de productividad para la empresa, que pudo ser más o menos limitada, sino por la poca seriedad que demostraba ese comportamiento.
Saludos y bienvenido al blog.
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