17/2/10

Una de magufos

A estas alturas debería estar claro que la capacidad de predicción de la Economía es muy limitada, de hecho es uno de los puntos débiles de la disciplina, uno de los asuntos en los que más se tiene que trabajar para mejorar.


Esto lo reconoce cualquier economista serio, que suele manifestar una prudencia considerable cuando de su discurso se puede desprender algún tipo de predicción para el futuro: me gustaría citar elogiosamente a este respecto, el blog “Nada es gratis”, de FEDEA, cuyos redactores suelen, en general, poner muchas comillas y “disclaimers” cuando en alguna entrada se atreven a hacer una predicción.

Por eso no puedo dejar de lamentar la publicación ayer en El País de éste artículo de Santiago Niño Becerra, no sólo por el contenido del artículo, reflejo de los particulares métodos de hacer “futurología” del autor, sino por la constatación de la cada vez menos exigente selección de artículos y colaboradores de la “prensa de referencia”.

En la situación de crisis extraordinaria que estamos viviendo, que para la mayoría de los ciudadanos es sinónimo de desconcierto e incertidumbre por el futuro, cuando no de angustia en caso de estar en paro o con sus finanzas seriamente dañadas, lo mínimo que se le debe exigir a los columnistas que tratan los temas económicos es un mínimo de rigor. Y si ellos no lo tienen (ya sé que es mucho pedir), al menos deberían tener ese rigor los medios que nos informan y que se consideran serios, como El País. Hubiera entendido que la tribuna de Niño Becerra apareciera en la sección de “Gente”, como una curiosidad, pero no en la sección de Economía o en la de Opinión de un periódico que se precie.

Porque Niño Becerra, además de economista, al parecer es astrólogo, y ya se sabe que cuando uno puede extraer sus “conclusiones económicas” de una carta astral, para qué va a perder el tiempo en farragosos y complicados análisis económicos.

Fijáos que aquí lo importante no es lo que Niño Becerra dice en el artículo: algunas de las cosas que dice tienen sentido, y del mismo modo podría acertar en alguna de sus predicciones: no es ésa la cuestión. La cuestión es que esto es un asunto serio, la situación no es para tomársela a broma, y no se trata de hacer como los rappeles de turno, que aseguran una semana antes de la lotería de Navidad que ellos tienen el número ganador… luego, si aciertan (no se ha dado el caso) se cubren de gloria, y si no, ¿quién se acuerda de ellos?. Todo el artículo de Niño Becerra destila el mismo tipo de futurología.

Sólo me queda preguntarme a qué coño dedican su tiempo los responsables de selección artículos de opinión de El País. Porque el artículo de Niño Becerra sólo puede ser catalogado en un apartado: el de la irrelevancia informativa.

Actualización 1: Aquí, una entrada de José Luis Ferreira en el mismo sentido.